Masacre en la iglesia de Bojayá (Chocó), ocurrida el 2 de mayo de 2002.
Masacre en la iglesia de Bojayá (Chocó), ocurrida el 2 de mayo de 2002.
Foto: AFP
17 Nov 2019 11:42 AM

El entierro de restos de víctimas de la masacre de Bojayá terminará este lunes

Los restos están siendo velados en el polideportivo de esa población.

En el municipio de Bojayá (Chocó) continúan los actos para despedir a 72 de las víctimas mortales de la masacre ocurrida el 2 de mayo de 2002. En la mañana de este domingo, los restos de niños y adultos fueron trasladados por sus familiares hasta el polideportivo donde con discursos, cantos y oraciones, realizan el velorio colectiva que estuvo aplazada por 17 años. 
 
La Unidad de Víctimas, la Cruz Roja y la ONU acompañan las honras fúnebres que por años reclamaron los habitantes del corregimiento Bellavista y que no habían sido posibles, ya que hasta ahora Medicina Legal pudo hacer la identificación de los cuerpos. 

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José Flavio Mosquera regresó a su pueblo luego de 10 años para despedir a su hermano Jimmy Mosquera Palacios, quien murió en la masacre. José Flavio aseguró que “después de 17 años voy a descansar por fin, después de 17 años voy a saber en dónde va a quedar enterrado el cuerpo de mi hermano”. 
 
Este lunes se hará el entierro colectivo que dará fin a ocho días de despedida de las personas que perdieron la vida, luego de que un cilindro bomba activado por integrantes de la extinta guerrilla de las FARC, destruyera el templo San Pablo.

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Antún Ramos, quien era párroco de la Iglesia, lamentó que las autoridades se hayan demorado tanto tiempo en identificar a quienes perecieron aquel 2 de mayo de 2002.
 
Desde el pasado lunes 11 de noviembre, los restos mortales navegaron por última vez el río Atrato, afluente por donde llegaron los grupos armados ilegales que quisieron adueñarse del casco urbano de Bojayá. 

La entrega tardía de los cuerpos para las familias, representa el final de una etapa de incertidumbre. El dolor quedará por siempre en los sobrevivientes de aquella tragedia que llenó de sangre la iglesia de San Pablo de la que solo quedaron escombros y un cristo mutilado, que representa el sentimiento de los habitantes de esta región que no pudieron hacer nada para impedir la explosión de bomba. 

Fuente
Sistema Integrado de Información