21 Ago 2018 09:25 PM

BESOS DE AMOR

BESOS DE AMOR

 

Esta es una historia real de un hombre, de sesenta y cinco años de edad, que se inclinó sobre su esposa por más de tres años para darle un beso de amor. Ella estaba dormida profundamente. Él depositó un suave beso en su mejilla y le dijo: «Pronto te sentirás bien, querida.»

Al otro día le dio el mismo beso y le dijo las mismas palabras. Así hizo día tras día, durante mil noventa y cinco días, todo el tiempo que la esposa estuvo en coma.

Eran José y su esposa Bárbara. Ella, en una Navidad, había sufrido la ruptura de una arteria cerebral y había estado en coma por tres años. Al fin de tantos besos y de tantos días, Bárbara abrió los ojos y dijo: «¡Feliz Navidad, amor mío!» De ahí que concluyera: «Dios, y los besos de mi esposo, me trajeron de vuelta.»

Esta es una verdadera historia de amor. Bárbara sufrió un coma que duró tres años. Cada día su esposo la visitó en el hospital, y cada día depositó un beso en su mejilla y una oración en su oído. Y finalmente el amor, la fe y la esperanza dieron resultado. Fue así como Bárbara recobró su salud.

¡Qué poder tiene un beso! ¡Cómo puede cambiar, en un momento, la noche en día, la pena en alegría, la lágrima en sonrisa, y la angustia en gozo! Basta un solo beso —un beso de verdadero y genuino amor y cariño— para que vuelva la felicidad, se fortalezca el amor, cambie el corazón y se disipe el dolor.

Con Jesús en el corazón, seremos más propensos a dar besos de verdadero amor a la esposa, esposo, hijos. Sólo Dios puede transformar la vida de cada uno. Sólo Él da ese amor que se sobrepone a toda prueba. Cuando Él es el Señor de nuestro matrimonio, de nuestra familia, podemos disfrutar como nunca de ese amor puro y permanente.

Bendiciones para todos.