18 Nov 2015 08:47 PM

BRINDAR HOSPITALIDAD

BRINDAR HOSPITALIDAD

Sra. Teresa Cannady (Florida, EE. UU.)

Tomado del Aposento Alto

 

Cansada de viajar, salí del subterráneo de París después de un vuelo muy largo. Luchaba con dos maletas grandes que llevaba conmigo. Seguramente hay una escalera mecánica cerca, pensé. Pero al verla, dejé caer las maletas con un suspiro: no funcionaba. Se acercaba la hora pico y cientos de parisinos pasaban a mi lado, apurados para llegar a su destino, sin verme y hasta molestos porque los estorbaba. De pronto sentí que alguien tomaba la valija a mi derecha; cuando me percaté de que la mujer no intentaba robarme la valija, sino llevarla por mí, tomé la otra maleta y juntas emprendimos la marcha.

La buena samaritana era una joven musulmana, que llevaba el hiyab (prenda de vestir con capucha). Al llegar a la avenida rodeada de árboles, una vez fuera del subterráneo, dejó la valija y siguió su camino. Solo pude gritar «¡Shukran!», la forma árabe para decir «gracias».

Esta mujer vio mi necesidad y la atendió. Su acción me recordó que no importa quién somos, de dónde venimos, o en qué fundamos nuestra fe, todos somos hijos e hijas de Dios. Su amabilidad me inspiró para brindar hospitalidad a amigos y desconocidos por igual.

Dice la palabra de Dios en Hebreos 13:2  “No se olviden de ser amables con los que lleguen a su casa, pues de esa manera, sin saberlo, algunos hospedaron ángeles”