31 Mayo 2013 06:16 AM

CIEGA Y SORDA

CIEGA Y SORDA

Les cuento algo que pasó hace tiempo, un día, estábamos mis hijas y yo caminando por la calle, cuando de repente vi a una anciana parada en la orilla de la acera. Nos extendió la mano, y dijo algo que ni siquiera escuché, porque andaba en mis cosas, problemas y demás.

Sin pensarlo ni intentar comprender lo que me dijo, automáticamente puse mi mano en el bolsillo y le di unas monedas, y seguimos caminando a tomar nuestro camión.
Al dar la vuelta a la avenida para ir hacia donde nos dirigíamos, pude darme cuenta que la viejita extendía la mano a una persona, y ésta la ayudaba a cruzar la calle.
Era eso lo que ella me dijo, ¡QUE LA AYUDARA A CRUZAR! y yo, ciega y sorda, no le puse atención.

En ese instante, quería que retrocediera el tiempo y poder escuchar y ayudar a la anciana, y me preguntaba: ¿Qué estarían sintiendo mis hijas?, ¿cómo tomarían ellas la idea de ayudar a nuestros hermanos? si yo, que soy su madre, no les enseño ese amor que debemos sentir hacia las personas. ¿Qué pensaría esa anciana, que no pedía otra cosa más que AYUDA?

¿Saben?, muchas veces andamos por la vida con esa actitud de no ver y no escuchar, solamente actuamos automáticamente a los hechos que nos parece entender. Pero qué lejos estamos de la realidad; muchas veces hay personas que sólo necesitan un apoyo, una ayuda, sin considerar las cosas materiales, y que en ese momento no era necesario.
Fue como un coscorrón que me cayó y me hizo pensar, pensar un poco más en los sentimientos de las personas que me rodean, en la manera de tomar las cosas, y pruebas que nos pone Dios a cada paso que damos.

A mí nunca me gustaría experimentar eso, que pida ayuda y me den unas monedas, como si con dinero lo pudiéramos arreglar todo; ahora soy más sensible y demuestro eso a mis hijas, con las que camino siempre.

Le pido al Señor poder ser un buen ejemplo para ellas, ya que lo que sean ellas y los sentimientos que despierten, serán los sentimientos y enseñanzas que yo les he reflejado.

Y le pido también perdón a la anciana, por haber sido tan inhumana y no demostrarle el amor de Dios que tengo en mi corazón.
¡No caminen por la vida, ciegos y sordos, así como en alguna ocasión lo hice yo!