18 Ago 2017 07:12 PM

CORAJE 

CORAJE 

 

Esta es una historia real de una profesional de la medicina que atiende muchos casos de niños con enfermedades terminales. 

“En mi condición de trabajadora de la salud, he tenido contacto con muchos niños infectados con el virus del sida. 

Las relaciones con estos pequeños me han hecho crecer espiritualmente. 

Ellos me enseñaron muchas cosas pero recuerdo muy especialmente a Tyler. Permítanme hablar de él” 

Tyler nació infectado con el VIH; su madre también lo poseía.  Desde el inicio de su vida tuvo que lidiar con medicamentos para sobrevivir.  Cuando tenía cinco años, le insertaron mediante una cirugía un tubo que estaba conectado a una bomba que cargaba Tyler en una pequeña mochila.  Por allí le suministraban un medicamento para que pudiera el niño tener oxigeno en su sangre. 

Tyler siempre lucho por su vida y  enfrento la enfermedad con coraje. 

No era raro encontrar a Tyler jugando y corriendo por el patio con sus amiguitos. Todos nos maravillábamos  de ver su alegría y deseos por vivir. 

La madre de Tyler solía bromear diciendo que por lo rápido que el pequeño era, lo mejor sería vestirlo de rojo para poderlo identificar. 

Con el tiempo, esta temible enfermedad empezó a gastar la vida del pequeño Tyler. El niño enfermó de gravedad.  Por desgracia sucedió lo mismo con su madre, también afectada por el VIH.  Cuando se supo que el niño no sobreviviría la mama le hablo de la muerte.  Lo consoló diciéndole que ella también iba a morir y que pronto estarían juntos en el cielo. 

Pocos días antes de la muerte de Tyler, hizo que me acercara a su cama del hospital para susúrrame “Es posible que muera pronto. No tengo miedo. Cuando me muera vístame de rojo, por favor. Mamá me prometió venir al cielo. Cuando ella llegue yo estaré jugando y quiero asegurarme que pueda encontrarme” 

Recuerde amigo que para momentos críticos, Dios nos prometió en su palabra que siempre estará con nosotros. No olvide lo que escribió el Rey David en el salmo 23 al afirmar ante Dios: 

Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo, tu vara y tu bastón me inspiran confianza.”