25 Mayo 2013 06:27 AM

DIOS, TODOPODEROSO ¿ESTÁ EN TODAS PARTES?

DIOS, TODOPODEROSO, ¿ESTÁ EN TODAS PARTES?         

Cuando Ketu completó doce años de edad, fue enviado a un maestro de un monasterio, con el cual estudió doce años. Al terminar su aprendizaje, volvió a su casa lleno de orgullo.
Su padre, para probarlo, le dijo: ¿Cómo podemos conocer aquello que no vemos? ¿Cómo podemos saber que Dios, el Todopoderoso, está en todas partes?

El chico comenzó a recitar las escrituras sagradas, pero su padre lo interrumpió: Esto es muy complicado; ¿no existe una forma más simple de aprender sobre la existencia de Dios?

- No que yo sepa, padre mío. Hoy en día soy un hombre culto, y necesito de esa cultura para explicar los misterios de la sabiduría divina.
- Perdí mi tiempo y mi dinero enviando a mi hijo al monasterio - se quejó el padre. Y cogiendo a Ketu por las manos lo llevó a la cocina. Allí llenó una vasija con agua, y mezcló un poco de sal de grano. Después, salieron a pasear por la ciudad.

Cuando volvieron a la casa, el padre pidió a Ketu: "Trae la sal que coloqué en la vasija..." Ketu buscó la sal, pero no la encontró, pues ya se había disuelto en el agua. Entonces, ¿ya no ves la sal? - Preguntó el padre. No. La sal está invisible. Prueba, entonces, un poco de agua de la superficie de la vasija. ¿Cómo está? Salada.

- Prueba un poco del agua del medio. ¿Cómo está? Tan salada como la de la superficie.
- Ahora prueba el agua del fondo de la vasija y dime qué gusto tiene.
Ketu la probó y el gusto era el mismo que antes.

- Has estudiado tantos años y no consigues explicar con simplicidad cómo Dios es
invisible y está en todas partes, - dijo el padre. Usando una vasija de agua y llamando sal a Dios, yo podría hacer entender eso a cualquier campesino. Por favor, hijo mío, olvida la sabiduría que nos aleja de los hombres, y vuelve a procurar la inspiración que nos aproxima a Dios.

Sacar provecho de un buen consejo, exige más sabiduría que darlo. Lo que tenemos que aprender, lo aprendemos haciéndolo.

Dice Dios en su palabra  “Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua,  que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor,  y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia.” (Jeremías 17:7-8)