1 Mayo 2017 08:01 PM

EL HELADO DE VAINILLA

EL HELADO DE VAINILLA

 

La historia comienza cuando la división de la General Motors que fabrica los autos Pontiac recibió una curiosa reclamación de un cliente:

“Esta es la segunda vez que les envió una carta y no los culpo por no responder. Puedo parecerles un loco, pero recientemente compré un nuevo Pontiac y desde entonces voy a la heladería y siempre que compro de vainilla el carro no funciona. Si compro de cualquier otro sabor, el carro funciona normalmente.

La carta generó tanta gracia entre el personal de Pontiac que el presidente de la compañía decidió tomar en serio la reclamación y mandó a un ingeniero a entrevistarse con el cliente. Juntos fueron a la  heladería en el Pontiac y comprobó lo que decía el reclamante.

La empresa inició la investigación. Después de dos semanas halló que cuando el cliente escogía helado de vainilla, gastaba menos tiempo en su compra porque ese helado estaba muy cerca del mostrador. Como el tiempo de compra era mucho menor el motor no alcanzaba a enfriarse. Por eso los vapores del combustible no se disipaban, impidiendo que el arranque del motor fuese instantáneo.

A partir de eso General Motors cambió el sistema de alimentación de combustible del Pontiac e introdujo una modificación en todos los modelos. El autor de la reclamación obtuvo un auto nuevo, y además el arreglo del que no funcionaba cuando iba a comprar helado de vainilla.

La General Motors distribuyó un comunicado interno, exigiendo a sus empleados que tomen en serio todas las reclamaciones, incluso las más extrañas: puede ser que “una gran innovación esté detrás de un helado de vainilla”.