EL HIJO DEL DOCTOR
EL HIJO DEL DOCTOR
Archivo RCN
13 Mar 2012 05:26 AM

EL HIJO DEL DOCTOR

Cuando se pierde la sensibilidad en la vida, podemos perder mucho más que dinero, reputación y cosas. Podemos perder aún lo que más amamos. Compasión y sensibilidad son dos elementos vitales para guardar con mucha fuerza, porque a la larga podrían ser beneficiados los más cercanos y amados.

EL HIJO DEL DOCTOR

Una vez, un niño entró en la sala de emergencia de un hospital tras haber sido atropellado.

El conductor que lo auxilió, al solicitársele que efectuara el pago necesario para atender al niño, informó que no poseía en ese momento efectivo o cheque que pudiera dejar en garantía, pero que, si el hospital aceptaba, efectuaría el depósito a primera hora de la mañana.

La enfermera, ante la imposibilidad de ordenar que el niño fuera atendido, fue a consultar el caso con uno de los directores del hospital que, justamente esa noche, estaba de guardia.

El doctor no dio la orden de atenderlo sino pagaban por anticipado, hecho que condujo a la muerte del pequeño.

Horas despues, el médico fue llamado para firmar el deceso del niño y para su asombro descubre que era su hijo, quien pudo haberse salvado si hubiese sido atendido sin necesidad del pago por adelantado.

Cuando se pierde la sensibilidad en la vida, podemos perder mucho más que dinero, reputación y cosas. Podemos perder aún lo que más amamos.

Compasión y sensibilidad son dos elementos vitales para guardar con mucha fuerza, porque a la larga podrían ser beneficiados los más cercanos y amados.

Dios dice en su palabra: “ Voy a pasar toda mi bondad delante de ti y delante de ti pronunciaré mi nombre. Tendré misericordia del que de quien yo quiera y tendré compasión de quien yo quiera. (Exodo 33:19)

Bendiciones para todos