26 Ago 2015 06:32 PM

EL HIJO QUE SE VOLVIO EL PADRE DE SU PADRE

EL HIJO QUE SE VOLVIO EL PADRE DE SU PADRE

 

José acompañó a su padre hasta sus últimos minutos.

En el hospital ayudaba a las enfermeras a asearlo, vestirlo, alimentarlo y hasta cambiarle las sabanas de la cama.

En uno de esos días José colocó la cara de su padre contra su pecho.

Lo acomodó en sus hombros consumido por el cáncer: pequeño, arrugado, frágil, tembloroso.

Lo hizo como su padre lo hacía con él cuando era un niño.

Lo calmó y le decía a su viejo “papá, tranquilo, estoy aquí”.

Lo que un padre quiere oír al final de su vida es que su hijo está ahí.

Tal vez la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último  embarazo, nuestra última enseñanza.

 

Un hijo se convierte en el padre de su padre, cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar lento, impreciso, cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano no quiere estar solo.

Como hijos, somos responsables de esas vidas que nos levantaron y es una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas.

Feliz el hijo que es el padre de su padre antes de su muerte,  y pobre  del hijo que aparece sólo en el funeral y no se despide un poco cada día de él.

 

Afirma éxodo 20:12 “Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios

 

amor hacia los padres