12 Dic 2014 05:38 AM

EL MEJOR REGALO

EL MEJOR REGALO

Por Sarah M. DuBose (Carolina del Sur, EE. UU.)

Tomado del Aposento Alto

 

Mi madre siempre fue generosa con los regalos que daba. Pero el más significativo que recibí de ella, fue después de fallecer a la edad de 88 años. Mientras seleccionaba sus pertenencias, una hoja de su papelería personalizada se deslizó y cayó lentamente al suelo. Al recogerla, me di cuenta que tenía varios versículos bíblicos de su libro favorito, los Salmos. Estaban ya casi ilegibles pero me sorprendió que los había escrito con mano firme y segura. Durante sus últimos años, ella había encontrado consuelo en los versículos maravillosos y las oraciones de los Salmos 3 y 4. Me la imaginé escribiendo cuidadosamente palabras que le ofrecían consuelo —palabras que ahora me consolarían a mí en los días y las noches de tristeza después de su muerte.

Enmarqué esa declaración de fe y la coloqué sobre el escritorio de mi oficina. Cada día me recuerda la promesa de Dios de que puedo «acostarme y dormir» en paz, porque Dios cuida de nosotros. Cuando el temor y la preocupación nos quitan el sueño, podemos «clamar al Señor» y Él nos dará el descanso que necesitemos.

Más valioso que cualquier regalo comprado es la promesa de Dios de que en sus brazos de amor encontramos seguridad y protección.

El salmista escribió en el salmo 4:8 “En paz me acostaré y asimismo dormiré, porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado”.