21 Ene 2018 07:28 PM

EL MENSAJE EN LA BOTELLA

EL MENSAJE EN LA BOTELLA

 

Ake, un joven marinero sueco, estaba parado en la cubierta del barco, observando las olas. En su mano, tenía una botella vacía. “Ya sé lo que voy a hacer”, pensó. Buscando un pedazo de papel y un lapicero, escribió un corto mensaje. “Si eres una chica linda, por favor, escríbeme. Me gustaría mantener correspondencia contigo”. Luego, Ake colocó la nota en la botella y la tiró por la borda.

Unos pocos meses más tarde, un pescador de Sicilia estaba en su pequeño bote de pesca, cuando vio una botella flotando hacia él. La recogió, y encontró el mensaje en su interior. Riéndose, se llevó la botella a su casa.

-Paulina, tengo algo para ti —dijo, mientras le brillaban los ojos. –

-¿Que es, papá? —preguntó su hija.

-Un mensaje en una botella. Tómalo.

Paulina se rio cuando leyó la nota. Decidió seguir la corriente a lo que ella consideraba una broma, y escribió una carta al joven marinero. Él le contestó y pronto las cartas iban y venían. Luego de numerosas cartas, Ake hizo los arreglos para ir a visitar a Paulina y a su familia. Entonces, en el otoño de 1958, dos años después de haber arrojado la botella al mar, Ake y Paulina se casaron en Sicilia. Paulina estaba contenta de no haber ignorado el mensaje en la botella.

A nosotros también se nos ha dado un mensaje, una invitación especial de Dios. Jesús dice: “Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. ¿Responderás?

 

Por Helen Lee Robinson (“En algún lugar del mundo”)