24 Abr 2012 05:26 AM

EL RELOJ

Una batalla campal siempre se presenta en la mente. En ella lucha la realidad frente a la fe y la esperanza. Dejemos que Dios domine nuestros pensamientos porque siempre tendrá lo mejor para nuestro futuro.

EL RELOJ

Seis mineros trabajaban en un túnel muy profundo extrayendo minerales desde las entrañas de la tierra. De repente un derrumbe los dejó aislados, sellando la salida del túnel.

En silencio cada uno miró a los demás en medio de la oscuridad. No tardaron en darse cuenta que un peligro muy eminente estaba con ellos, "la falta de oxígeno".
Si actuaban correntamente les quedaban unas tres horas de aire, cuanto mucho tres horas y media.
Sus compañeros de afuera sabían que ellos estaban allí atrapados, pero ante tal derrumbe esto significaba trabajar rapidamente para poder rescatarlos.
¿Podrían hacerlo antes de que se terminara el aire?.
Mientras tango los mineros atrapados, sabían que necesitaban ahorrar el oxígeno que pudieran. Acordaron hacer el menor desgaste físico posible, apagaron las lámparas que llevaban y se tendieron todos en el piso.
Enmudecidos por la situación e inmóviles en la oscuridad era difícil calcular el paso del tiempo. Casualmente sólo uno de ellos tenía reloj.

Hacia él iban todas las preguntas: ¿Qué hora es? ¿Cuánto tiempo pasó? ¿Cuánto tiempo falta?
El tiempo se estiraba, cada minuto parecía una hora y la desesperación ante cada respuesta agravaba aún más la tensión.
El jefe de los mineros se dio cuenta que si seguían así la ansiedad los haría respirar más rápidamente y esto los podía matar. Así que ordenó al que tenía el reloj que solamente él controlara el paso del tiempo. Nadie haría más preguntas, él avisaría a todos cada media hora.

Cumpliendo la orden, una vez pasado el tiempo, él del reloj dijo: "ha pasado media hora".
Hubo un murmullo entre ellos y una angustia que se sentía en el aire.
El hombre del reloj se dio cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada vez más terrible comunicarles que el minuto final se acercaba. Sin consultar a nadie decidió que ellos no merecían morirse sufriendo. Así que la próxima vez que les informó la media hora, habían pasado en realidad 45 minutos. No había manera de notar la diferencia así que todos estaban de acuerdo con el tiempo transcurrido.

Apoyado en el éxito del engaño, la tercera información la dio casi una hora después, Dijo "pasó otra media hora"...Y nuevamente los mineros creyeron al hombre del reloj. Y así siguió a cada hora completa les informaba que había pasado media hora.

Mientas tanto la cuadrilla apuraba la tarea de rescate, pero aún así llegaron a las cuatro horas y media... Lo más probable era encontrar a los seis mineros muertos.

Encontraron vivos a cindo de ellos.
Solamente uno había muerto de asfixia... el que tenía el reloj.

Bendiciones para todos