7 Ago 2016 03:30 PM

ELEGIDOS

ELEGIDOS

Heidi Gaul (Tomado del Aposento Alto)

«Pedimos a Lisa». «Queremos a Debbie». «Susan». «Janice». Escuché cómo decían los nombres uno tras otro, y separaban a mis compañeras de clase en dos equipos. Las jovencitas sonrientes corrían hacia un lado o al otro, riendo y aplaudiendo entusiasmadas. Yo no. Al crecer, fracasé en todos y cada uno de los deportes: era tan torpe como incapaz de concentrarme en el juego. Como consecuencia, siempre era de las últimas en ser elegidas.

De pie, sola, aguardando que la líder de uno de los equipos me eligiese, sentía que los minutos eran horas. Necesitaba ser aceptada.

El día que me gradué de la secundaria, parte de mi alegría tenía que ver con dejar atrás aquella experiencia dolorosa.

Dios nos llama por nuestro nombre. Más allá de nuestra experiencia en los deportes de la escuela, ninguno de nosotros debería sentirse no deseado o rechazado. De forma inexplicable, Dios nos elige a cada uno de nosotros para conformar un equipo de estrellas. No requiere que tengamos capacidades especiales. Antes de que naciéramos, nuestro Padre nos eligió y nos respaldará contra todo oponente. Seguros y seguras en la promesa de Dios de no rechazarnos jamás, podremos brillar. Somos hijos amados de Dios, que nos alentamos unos a otros hacia la victoria final.

Dice la palabra de Dios en Isaías 43:1 El Señor dice: «No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío».