10 Ago 2017 08:14 PM

HACER LUGAR

HACER LUGAR

A los 42 años de edad Tamar sufrió una enfermedad que afectó sus movimientos en el cuerpo. Caminaba con dificultad, su cabeza se ladeaba hacia la derecha y otros problemas musculares más la dejaron débil y adolorida.

Durante cuatro años Tamar sintió miedo del futuro y pidió a Dios fuerza y sanidad. Ella sabía que Dios se estaba ocupando de la situación.

Tras años de vivir con temor, Tamar reconoció que Dios estaría con ella, así quedara en silla de ruedas o si la cosa fuera algo peor. A Tamar le recomendaron un neurólogo experto que le diagnosticó una rara enfermedad genética la cual había robado gran parte de la dopamina de su cuerpo — el químico necesario para un funcionamiento nervioso adecuado y del cerebro. Tamar confió a Dios su futuro e inició el tratamiento con una medicina que dio resultados de inmediato. En el plazo de un año Tamar podía caminar, estar de pie y moverme correctamente.

Ahora esta mujer de fe dependo de tres dosis diarias de la medicina, pero siempre dando gracias al Señor por el cuerpo que le ha dado.

Sin aquella debilidad Tamar jamás habría conocido lo profundo de su fortaleza, sabiduría y amor incondicional.

Tamar dejó de intentar resolver los problemas por sí misma y ahora confía en las respuestas de Dios luego de orar.

Dice Isaías 43:18 y 19 “Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados.

Inspirado en Tamar Piehler (El Aposento Alto)