11 Mayo 2017 07:59 PM

HUELLAS

HUELLAS

Los padres de Milagros eran campesinos sin preparación académica ni religiosa en Venezuela. Le enseñaron que todo requiere de esfuerzos y sacrificios, el valor del trabajo, la colaboración y el respeto a Dios.

A los 10 o 12 años, la mamá de Milagros le enseño hacer las arepas, el padre a que debería buscar empleo y al conseguirlo, colaborar con los gastos de la casa. Así fue.

Milagros es la menor de 6 hermanas. Carmen, la mayor le enseñó que los más grandes cuidaban a los menores. Irma, la segunda sobre la limpieza, el orden y cuidado del hogar,  Zoila, la tercera, quiso enseñarle la elegancia, el buen vestir femenino y fue su representante en los institutos de la secundaria, donde estudió, le enseñó, a que debería hacer las cosas bien. Dora, la cuarta, después que ella quedó viuda, le enseñó que aún, con miedo por perder a lo que se ama hay que salir adelante. Yolanda, la quinta, cuando era pequeña, le enseñó a bañarse y a lavar la ropa interior. Todos, dentro del hogar, le dejaron algunas huellas con sus enseñanzas y ejemplo, que le ayudaron a Milagros a no apartarse del camino del bien, del esfuerzo y la dedicación.

La educación empieza en casa y se refuerza en la iglesia y la escuela.

Proverbios 22:6 nos recuerda “Dale buena educación al niño de hoy,
y el viejo de mañana jamás la abandonará”.

Milagros Escalona de Venezuela (Tomado de Alimento para el Alma)