16 Abr 2015 05:11 AM

LA CAMISA

LA CAMISA

 

Paco de 8 años, entró en su casa, después de clase, pisoteando fuerte. Su padre, que se dirigía al fondo, al verlo entrar, lo llamó para hablar. Paco lo acompañó desconfiado.

Antes que su padre hablara algo, Paco dijo irritado:

- Padre, estoy con rabia. Joaquín me hizo sentir mal. Su padre, un hombre sencillo pero sabio, escuchaba a su hijo.

- Joaquín me humilló delante de mis amigos. ¡Me gustaría que le pasara algo malo!

El padre lo escuchó mientras buscaba una bolsa de carbón. La llevó hasta el fondo y le dijo a Paco:

- Hijo, quiero hacerte una propuesta. Imaginemos que aquella camisa blanca es tu amigo Joaquín y que cada trozo de carbón es un pensamiento malo que tu le envías. Quiero que tires todo ese carbón en la camisa, hasta el último trozo y dentro un rato vuelvo para ver como quedó.

Al niño le pareció un divertido juego, la camisa estaba colgada lejos y pocos trozos acertaban al blanco. El padre que miraba todo, le preguntó:

- Hijo, ¿cómo estás ahora?

- Estoy cansado, pero feliz porque acerté muchos trozos de carbón en la camisa.

El padre miró a su hijo, que no entendía la razón de aquél juego, y dijo:

- Ven, quiero que veas una cosa.

El hijo fue hasta el cuarto y se miró en un gran espejo. ¡Qué susto! Paco solo conseguía ver sus dientes y ojos. Su padre, entonces, le dijo:

- Viste que la camisa casi no se ensució…. pero fíjate en ti mismo. Las cosas malas que deseamos a los otros son como lo que te pasó a ti. Aunque consigamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos de ellos se quedan siempre en nosotros.

Dice Dios en su palabra en Mateo 5:44 “Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, háganle el bien a los que los aborrecen, y oren por los que los ultrajan y los persiguen.

 

Bendiciones para todos.