3 Ene 2018 04:20 AM

LA CANASTILLA APLASTADA

LA CANASTILLA APLASTADA

Se acercaba el Día de la Madre. Un niño de nueve años había hecho, con sus propias manos, una canastilla para obsequiársela a su querida madre. Todos los días, desde una semana antes, el muchacho, a escondidas, sacaba el regalo y lo contemplaba con orgullo. Si alguna de las cañas se zafaba, el niño la cambiaba y modificaba todo el diseño de la canastilla. 

Llegó por fin el Día de la Madre. Había acordado con su hermanita que cada uno llevaría su regalo a la mesa para darle la sorpresa a la mamá. Cuando llegó el momento, la hermana llevó el suyo, pero el niño no aparecía por ningún lado. La madre, después de un buen tiempo, lo llamó, pero él no salió de su cuarto. Así que ella puso el oído a la puerta, y oyó al niño llorando. 

Muy sabia y discretamente, la madre abrió la puerta y vio a su hijo sentado en el piso, con el regalo entre las piernas, todo aplastado. Lo había ocultado detrás de un escritorio, y alguien había movido el escritorio y había destrozado la canastilla. 

Sin decir nada, la dulce madre se sentó junto al hijo y empezó a rehacer la canastilla, caña por caña. El niño comenzó a secarse las lágrimas, y a medida que la canastilla volvía a tomar forma en las manos de la mamá, más y más amplia se hacía la sonrisa en su inocente rostro. 

Al terminar la madre la tarea, fue con su hijo hasta el comedor con el regalo, y el niño experimentó ese día una felicidad inolvidable para toda su vida.  

Esa historia la contó Pablo por primera vez en la radio cuando tenía cerca de cincuenta años de edad. En efecto, quedó grabada en su memoria, como una cinta magnética  

«Muchas veces en la vida,  he visto la misma escena. Pero no ya, amigo mío, una canastilla rota que reconstruye una madre con sus propias manos, sino vidas destrozadas, arruinadas, estropeadas, que toma Dios en sus manos y las recompone y regenera. Jesus es el gran Carpintero de las almas, amigo mío. Tiene amor, tiene paciencia, tiene sabiduría y tiene poder. Puede recomponer cualquier vida hecha escombros. Él sólo está esperando que nosotros, con lágrimas y con esperanza en El, le entreguemos nuestra vida deteriorada y el la convertirá de nuevo en una bella canastilla.» 

Bendiciones para todos.