LA CONSENTIDA DE LA ABUELITA
Por Norma Hubbard (Misisipí, EE. UU.)
Tomado del Aposento Alto
Un matrimonio estaba de compras en una zapatería cuando aparecieron una niña y su abuela. La niña miró a la pareja con una amplia sonrisa. Luego con entusiasmo les mostró sus nuevas zapatillas deportivas .Después de conversar, la niña tomó la mano de su abuela y ambas salieron de la tienda, pero antes dio vuelta, los miró y dijo orgullosa: «¡Soy la consentida de mi abuelita!».¡Orgullosa estaba la niña de sus zapatillas nuevas, apretándolas cerca de su corazón! Era evidente por la expresión en su rostro y la seguridad de sus palabras. La alegría más grande era la relación con su abuela.¿Estamos seguros de quiénes somos y a quién pertenecemos como esa niña? Como hijos de Dios, esto puede ser tan espontáneo como la niña que expresó su amor por su abuela.Gritemos con todo el gozo y gratitud del corazón: «¡Somos hijos de Dios —hoy y siempre!».Dice El Señor en su palabra en 1 de Juan 3:1 ...¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el padre, que nos llama hijos de Dios!