10 Jul 2018 09:34 PM

LA PRIMERA Y ÚLTIMA CITA

LA PRIMERA Y ÚLTIMA CITA

Cumplía dieciséis años. La edad de vestirse de largo y usar tacones altos. La edad de la primera cita y del primer baile sin la vigilancia de la mamá. La edad de salir a divertirse con el primer novio. ¡Esto le sucedió a Maritza Ramos, una jovencita de caracas. Venezuela.

—Tengo una cita con la felicidad —le dijo a su madre, Maritza.

Y la madre respondió:

—Ten cuidado hija, recuerda que hay muchos peligros en la noche.

A sólo dos cuadras de su casa, al cruzar una esquina con su amigo rumbo a la fiesta, la atropelló un auto manejado por un borracho. Esa misma noche Maritza murió en el hospital a causa de heridas masivas en el cráneo. Durante su cita con la felicidad se interpuso una cita con la muerte disfrazada de conductor borracho.

Muchas veces hemos registrado esa misma noticia. Conductores ebrios atropellando personas. ¿Y qué del conductor? Casi siempre huye. Escapa a toda carrera por donde puede. Y siempre deja desamparada a la víctima de su vicio. Se siente tan macho que bebe hasta embriagarse, pero no es lo bastante hombre como para encarar las consecuencias de sus acciones.

El alcohol es enemigo del hombre..

Dice un proverbio:  «No te fijes en lo rojo que es el vino, ni en cómo brilla en la copa, ni en la suavidad con que se desliza; porque acaba mordiendo como serpiente y envenenando como víbora. Tus ojos verán alucinaciones, y tu mente imaginará estupideces»

El alcohol, la droga y el juego son vicios que dominan a su víctima. Anulan la libertad, nublan la conciencia, entorpecen la inteligencia. El alcohólico, el drogadicto y el jugador pueden llegar al extremo de matar a sus propios hijos cuando es amenazado el imperio de su vicio.