25 Abr 2015 05:56 AM

LEYENDA JAPONESA

LEYENDA JAPONESA

 

Hace mucho tiempo, una joven llamada Lili se casó y fue a vivir con su marido y su suegra. Lili, no se entendía con ella. Sus personalidades eran muy diferentes. Cada vez discutían y peleaban más.

De acuerdo con una antigua tradición japonesa, la nuera tiene que cuidar a la suegra y obedecerla en todo. Lili, no soportando más vivir con la suegra, decidió visitar a un amigo de su padre para que le ayudara a deshacerse de su suegra. Después de oírla, éste tomó un paquete de hierbas y le dijo:

- "Estas hierbas lentamente irán envenenado a tu suegra, pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amigable. No discutas con ella, mejor ayúdala a resolver sus problemas.

Lili respondió:

- "Sí, Sr. Huang, haré todo lo que usted me indique".

Volvió muy apurada a su casa para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra.

Pasaron las semanas y cada dos días, Lili servía una comida especialmente preparada para su suegra. Obedecía a su suegra y la trataba como si fuese su propia madre.

Después de seis meses, la situación en la casa estaba completamente cambiada. Lili había controlado su temperamento y ya casi no aborrecía a su suegra. Las actitudes de la suegra también habían cambiado y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.

Un día Lili fue nuevamente en procura del Sr. Huang, para pedirle ayuda y le dijo:

- "Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di".

El Sr. Huang sonrió y le dijo:

- "Lili, no tienes por qué preocuparte. Tu suegra no ha cambiado, la que cambió fuiste tú. Las hierbas que te di, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en tu mente, en tu actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor que pasaste a darle a ella".

La clave de la auténtica felicidad consiste en que ames tanto a tus amigos y benefactores, como a los que te odian, te persiguen e incomodan.

¿Para qué atormentarte maldiciendo a los que te causan males y molestias? Mejor bendícelos de corazón, deséales el mayor cúmulo de bienes, manifiéstales amor, y reconóceles sus méritos.

Conviértete en el promotor número uno del perdón incondicional y de la sincera reconciliación. Tu paz y felicidad dependen de tu amor. El amor, cuando sale de tu corazón, es como un niño feliz que va en busca de sus compañeros de juego.

Bendiciones para todos