19 Dic 2014 05:30 AM

LOS ELEFANTES Y LOS GRILLOS

LOS ELEFANTES Y LOS GRILLOS

Sr. Michael Vaughn (Tennessee, EE. UU.)

Tomado del Aposento Alto

¿Ha tenido alguna vez un elefante en su casa? ¡Probablemente no! Pero en caso de que lo haya tenido, sabría exactamente donde está. Pero, ¿ha tenido alguna vez un grillo en su casa? El año pasado tuve uno y pasé días buscándolo. Por las noches oía su canto, y justo cuando pensaba que lo había encontrado, su canto cesaba. Sufrí mucho tiempo con este pequeño grillito —buscándolo, escuchándolo. Pero cuando al fin dejé de preocuparme por él, se fue de mi casa.

A veces pensamos que la vida trae «elefantes», como la muerte, el divorcio o la enfermedad. Pero la mayor parte del tiempo, pasamos los días con grillos: esos pequeños detalles de la vida que nos distraen y nos agobian, y nos distraen de lo importante.

Cuando los días nos parezcan estar llenos de grillos, pongamos nuestra atención en el Señor por medio de las escrituras y la oración. Pensemos en lo que es justo, puro y loable, y merecedor de elogio. ¡Si escuchamos la palabra de Dios, no escucharemos el cantar de los grillos!

Dice la palabra de Dios en Filipenses 4:8 “Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio”.