11 Oct 2018 08:07 PM

MANOS BENDITAS

MANOS BENDITAS

Era un viejo edificio de apartamentos en Nueva York con un destartalado ascensor.

Rebeca Rosario, al dejar a sus tres hijitas en su apartamento, les dijo: «Vuelvo en seguida niñas. No tengan miedo.»

Y la señora fue hasta el ascensor del piso número 14, donde vivía.

Abrió la puerta y dio un paso hacia adentro. Pero en lugar de entrar en la cabina, cayó al vacío.

En su desesperación, Rebeca se agarró de los cables mohosos del aparato. Sintió el terrible dolor de la raspadura, como fuego brotando de sus manos, pero aminoró la caída. Se quebró ambos tobillos, pero no murio.

En el hospital, algunos días después, Rebeca mostró sus manos quemadas casi hasta el hueso, y dijo: «Estas manos me salvaron la vida.»

¡Qué significativa la frase de aquella mujer de treinta años de edad! Al caer por el hueco de un ascensor desde el decimocuarto piso, se agarra de los cables, y al cabo de su tragedia declara: «Estas manos me salvaron la vida.»

Amigos: Las manos son un instrumento maravilloso, genial diseño de Dios. Con ellas se puede empuñar un hacha o un bisturí. Se puede pintar a brochazos un gallinero o, con un delicado pincel, un cuadro como «La Última Cena».

Con las manos se puede proporcionar el puñetazo más violento al enemigo, o la caricia más dulce al ser amado. Se puede con ellas robar descaradamente lo ajeno, o con honradez proveer el pan de la familia. Las manos de Rebeca Rosario sirvieron para salvarle la vida.

Hay en la historia universal otras manos que fueron traspasadas para traer esperanza a la humanidad entera. Fueron las manos benditas de Jesucristo. Sus manos fueron clavadas a la cruz a fin de que Él diera su vida por la de todo ser humano.

Esas manos siempre están dispuestas a recibirnos y abrazarnos en completo amor y protección.

Sigamos el ejemplo de Jesús y brindemos nuestras manos para ayudar y edificar a otros, no para maltratar y destruir.

Recodemos que Dios en su palabra (Isaías 49:16) nos dice que usted y yo estamos esculpidos en las palmas de sus manos.

Bendiciones para todos.