9 Sep 2015 07:55 PM

MI COPA

MI COPA

Una mujer de 19 años, caminaba regresando del trabajo. En un momento su vida cambio para siempre. En un lugar solitario un hombre le salió, la golpeó y luego la violó.

Quedó embarazada. A pesar de la presión familiar decidió tener al niño. No abortó. Cuando nació el bebé su esposo no soportó la situación y los abandonó.

Ella sufrió esto toda su vida, tuvo crisis emocionales hasta con intentos de suicidio, pero nunca culpó al niño pues sabía que era una criatura inocente.

El niño creció y hoy es padre de nueve hijos. Dos biológicos y siete adoptados, niños abandonados. Actualmente como pastor de una iglesia en Asia ayuda a recuperar juventud de la droga, el alcohol, pandillas, prostitución y otros que andan en las calles.

La mujer violada y abandonada agradece a Dios por el niño que no abortó, perdonó a su agresor a quien nunca conoció y le da gracias por haberla hecho beber esa COPA tan amarga que sirvió para ayudar a otros.

El Señor Jesús dijo cuándo se enfrentaba a la muerte “Padre Mío, si es posible, pasa de mí esta copa, pero no sea mi voluntad, sino la tuya”. La COPA que Cristo debía beber era su crucifixión.

Todos tenemos alguna copa amarga que beber y podemos pedir que Dios la quite. Puede que Él no responda como nosotros queremos, porque esa es la copa que debemos beber con algún propósito que no siempre entendemos inmediatamente.

Él nos dará fuerzas para seguir adelante si así se lo pedimos.

Bebe tu copa, pide fortaleza y confía en Dios porque él hace lo mejor en nosotros. CONFIA EN ÉL. SEGURO NO TE DEFRAUDARÁ.