9 Nov 2017 07:27 PM

NO BOTES EL CAJÓN

NO BOTES EL CAJÓN

 

Un anciano chino permanecía sentado en la puerta de su casa, estaba demasiado viejo para trabajar en la huerta, mientras su hijo y el resto de la familia araban el campo para la siembra.

El hijo miró al anciano y pensó para sus adentros: ya está muy viejo, todo lo que hace es comer y producirnos gastos y molestias! Qué nos puede aportar? Lo mejor es salir ya de ese viejo estorboso.

Entonces el hijo construyó un cajón; lo arrastró hasta la puerta y le ordenó bruscamente a su padre: métete ahí adentro!

Cuando el anciano, con paso lento, logró meterse dentro de la caja, el hijo le colocó la tapa y la clavó fuertemente; la montó sobre una carreta tirada por dos bueyes y tomó montaña arriba hasta un elevado peñasco. Al llegar el hijo oyó voces desde el interior del cajón y le preguntó al viejo: Qué quieres papá?

La voz del padre respondió desde el interior: hijo ya comprendo lo que estás haciendo conmigo; me vas a matar porque ya no te sirvo de nada. Pero déjame darte como padre un último consejo: Si quieres tírame por el despeñadero, pero conserva el cajón, porque muy probablemente tus hijos llegaran a necesitarlo dentro de unos años para tirarte a ti.

Lo más preciado que Dios nos ha dado es poder compartir con nuestros viejos, honrándolos, mientras están con nosotros.

El Señor nos recuerda en Gálatas 6:7, ¡No se engañen. Nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra eso se cosecha.

Sembremos el amor de Dios en nuestros “viejos”, y eso cosecharemos.

Por Carlos Cárdenas (Alimento para el Alma)