2 Ago 2016 09:24 AM

NUNCA ESTAMOS SOLOS

NUNCA ESTAMOS SOLOS

Por Jacqui Rose-Tucker (Tomado del Aposento Alto)

Cuando mi hija estaba en quinto grado le diagnosticaron escoliosis (una desviación lateral de la columna).

El tratamiento fue el uso de un corsé de plástico rígido, que debía llevar todo el tiempo. A menudo se despertaba por la noche, llorando de dolor.

Cuando hablé con el doctor, me dijo que la escoliosis no causaba un dolor como el que sufría mi hija. No sabíamos qué hacer con sus quejas ni podíamos comprender lo serio de su dolor.

Varios años después me diagnosticaron estenosis cervical y una patología degenerativa del disco.

No fue hasta que tuve que lidiar con mi propio dolor que pude comprender el dolor que sentía mi hija y disculparme por no haber entendido su sufrimiento.

Así como mi propio dolor me ayudó a comprender lo que sufría mi hija, me siento fortalecida al saber que Dios comprende mi dolor porque él fue un hombre de carne y hueso.

Por tanto, Jesús entiende nuestro sufrimiento, dolores y pérdidas. Nuestro Salvador está con nosotros en todas nuestras pruebas.

Cuando otros están sufriendo, podemos compartir con ellos la buena noticia de que no estamos solos: Dios sufre con nosotros.

Dice la palabra de Dios en el libro de Isaías 53:4 "Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado".