3 Dic 2014 05:40 AM

PONER A UN LADO

PONER A UN LADO

Por Yulia Bagwell (Pensilvania, EE. UU.)

Tomado del Aposento Alto

 

Todo lo que hago, trato de hacerlo como para el Señor. Algunos dicen que soy perfeccionista, pero mis tareas no son perfectas. Al terminar el día, a menudo me encuentro frustrada o desanimada. En ocasiones me siento incapaz de atender las labores y retos del día y termino clamando a Dios. Luego pongo de lado mis imperfecciones y Dios me infunde paz. ¡Cuán diferente es mi perspectiva de la vida al llegar el nuevo día, y abro mi corazón al Señor con acción de gracias y alabanza! Es entonces que puedo ver la fidelidad de Dios por doquier.

Jeremías lamentó las tragedias y pruebas en su vida, y en la vida del pueblo de Dios. Sin embargo dijo, «… El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!» (Lam. 3:21-23, NVI).

Recordemos cada día que nuestra perfección no hace que la vida sea maravillosa o placentera, sino que son la gracia y misericordia de Dios las que penetran cada aspecto de nuestra vida para hacer que nuestros días se transformen en bendición.

Dice la palabra de Dios en Lamentaciones 3:22-23 “El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad”