16 Jul 2017 08:19 PM

POR UNAS NUECES  

POR UNAS NUECES

En una isla del Pacífico Sur, los nativos capturaban monos con un método muy particular:
El cazador tomaba un coco, le hacía un agujero en uno de sus lados, le ponía unas cuantas nueces dentro, lo colocaba entre la vegetación, y luego esperaba. Al poco tiempo, llegaba un mono que, por su naturaleza curiosa, comenzaba a explorar el coco.
Invariablemente, el mono hallaba las nueces, y metía su mano en el coco para tomarlas, pero cuando intentaba sacarla... quedaba atorado. Con su puño aferrando las nueces dentro del coco, golpeaba desesperadamente el fruto contra el suelo, o contra un árbol, y corría de aquí para allá mientras gritaba. Hacía cualquier cosa, excepto abrir la mano y soltar las nueces.

Luego, los cazadores llegaban y capturaban al mono exhausto, quien gastaba sus últimas energías en una débil lucha... pero nunca soltaba las nueces. Así, perdía, como mínimo, su libertad y muchas veces su vida. ¿Por qué? Por un puñado de nueces. Desde luego, nosotros los seres humanos, nunca haríamos algo tan ridículo...
¿O sí?...