2 Mayo 2017 08:20 PM

¿QUIZÁS DEMASIADO FUERTES?

¿QUIZÁS DEMASIADO FUERTES?

Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta el ser humano es creerse demasiado fuerte. Además tenemos la tendencia a atribuirnos méritos y hazañas que no nos corresponden.

Alrededor nuestro suceden todo tipo de acontecimientos que se nos escapan de las manos, porque nada controlamos, pero aun así parece que sigue haciéndonos cierta ilusión pensarlo al menos.

Esa es nuestra piedra de tropiezo habitual. Volvemos una y otra vez a enorgullecernos cuando las cosas van como queremos. Es nuestra inclinación indiscutible. Nuestra naturaleza sigue ahí y volvemos a sentirnos al control de nuestras vidas, cayendo en los mismos errores que antes, aunque sigamos sin controlar nada.

Tenemos una manera elástica de ver la vida: cuando todo va bien, el mérito lo consideramos nuestro; cuando la cosa va mal, señalamos hacia fuera. Quien vive por FE, sin embargo, entiende que no tiene mérito fuera de Dios mismo. Ante la dificultad, sabe que no controla nada, y que su vida está en las manos del único que puede obrar a nuestro favor. Ante lo bueno, bendice a Dios porque todo don perfecto proviene de ÉL. Ante la incertidumbre, descansa en Quien nunca se cansa de hacernos bien. Ante la dificultad, espera, porque sabe que ver· la salvación proviene de Dios.

Dice la Palabra de Dios en Habacuc 2:2 al 4 “El Señor contestó: Escribe en tablas de barro lo que te voy a mostrar, de modo que pueda leerse de corrido. Aún no ha llegado el momento de que esta visión se cumpla; pero no dejará de cumplirse. Tú espera, aunque parezca tardar, pues llegará en el momento preciso.  Escribe que los malvados son orgullosos, pero los justos vivirán por su fidelidad a Dios”.

No es sino cuando nos vemos débiles que le vemos a Él verdaderamente fuerte

Por Lidia Martín Torralba, España (Tomada de Alimento para el Alma)