25 Ene 2017 08:13 PM

RESPUESTAS DEL ALMA

RESPUESTAS DEL ALMA

Por  Pamela Caldwell (Tomado del Aposento Alto)

« ¿Por qué?», sollozaba entre los brazos de mi esposo. Una situación de alegría se había convertido en desesperación. Tras 24 horas de parto, nuestro hijito estaba muerto.

Cincuenta años después, todavía recuerdo el frío del cuarto del hospital, la voz desesperada de la enfermera y las palabras del médico: «Lo siento, el bebé no sobrevivió». No comprendí lo que me dijo. Mi mente estaba enredada. Durante días, meses y años, desesperadamente traté de resolver mi pérdida. ¿Acaso hice algo mal? ¿Se equivocó el doctor? ¿Fue Dios? ¿Cómo es posible que un Dios amoroso haya permitido esto?

La tristeza me agobiaba. El nacimiento de los niños de mis amigas me hacía llorar, pero no de alegría. La sección de bebés de los comercios me apenaba. Los niños me hacían recordar aquel día funesto. Seguí lamentando el pasado y haciendo preguntas, a pesar de que ninguna respuesta satisfacía mi mente. Solamente la oración y las Escrituras trajeron las respuestas al alma: respuestas profundas, no verbales, que me brindaron gozo en medio del dolor. El amor y la compasión de Dios me sostuvieron. Los recuerdos todavía me traen algunas lágrimas, pero confío en que en su sabiduría divina, Dios toma lo bueno y lo malo de nuestras vidas, lo desenreda y nos trae nuevos comienzos.

Dice la Palabra de Dios en Lamentaciones 3:22 y 23 “El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad”