20 Oct 2017 11:17 AM

SONAR LOS COMEDEROS

SONAR LOS COMEDEROS

 

El Padre de James trabajó la mayor parte de su vida en una granja de caballos de carrera en el norte de Nueva York en los Estados Unidos. Fue buen jinete y tenía muchas cualidades. Tenía una afinidad especial con los caballos con los que trabajaba a diario. A todos ellos les había puesto un apodo y todas las mañanas, era el primero en entrar en el establo de entrenamiento.

Tras encender las luces, el padre de James decía en voz alta los nombres de cada uno de los animales, que le respondían con relinchos, resoplidos y hacían sonar los comederos al reconocer su voz.
Nosotros podemos aprender de estos caballos.

¿Cuántas veces ocurre que por el ruido de las dificultades no escuchamos a Dios, quien nos está llamando por nuestro nombre?

El Señor nos llama para que respondamos con fidelidad en cada cosa que hacemos, así sea en las tareas más cotidianas.

No podemos hacer sonar los comederos, esos baldes para la comida de animales, tal como lo hacían los caballos que cuidaba el padre de James, pero podemos responder al llamado haciendo la tarea que Dios nos encomienda en este mundo.

Dios nos recuerda en Isaías 43:1 “No temas, que yo te he libertado; yo te llamé por tu nombre, tú eres mío”.

Inspirado en James Seymour (El Aposento Alto)