15 Ene 2019 08:55 PM

A TODA VELOCIDAD

A TODA VELOCIDAD

 

Un bebé, de dieciocho meses de edad, lo llevaron al hospital. Estaba en mal estado. Presentaba grandes hematomas en la cabeza y golpes en diferentes partes del cuerpo. No pudieron salvarlo. Murió en las manos del médico.

La policía se dio a la tarea de hallar al responsable de los golpes. No había duda de que la criatura había sido golpeada. Se trataba de homicidio.

Tras rondar un poco por el barrio en donde encontraron al bebé, capturaron al padre y a la madre. Los dos eran los culpables. Las autoridades no dieron a conocer sus nombres. Eran menores de edad; tenían diecisiete años él, y dieciséis ella.

Aquí tenemos una pareja de adolescentes que hace vida conyugal a temprana edad. Tienen un bebé porque poseen la capacidad biológica para engendrar.

Pero un matrimonio así no puede funcionar. Las peleas son constantes. Los insultos vuelan como chispas. Se van a las manos. El bebé con sus inocentes llantos contribuye a agravar la situación, y en cierto momento, ciego de rabia, el padre agarra un bate de béisbol y le da en la cabeza.

Todo se ha vuelto locura. Hay violencia por todos lados.

El mundo anda a una velocidad increíble y no hay quien lo rescate. ¿Por qué se pusieron a vivir juntos dos adolescentes que recién estaban emplumando? ¿Dónde estaban los padres de estos jóvenes? ¿Quién les dio un consejo?

La adolescencia comienza a los diez años. La juventud se quema a los veinte. A los treinta, hombres y mujeres están hastiados de todo, y a los cuarenta, todo es caos.

Necesitamos paz. Paz en el alma. Paz en la mente. Y esa paz que sólo Dios la da. Hagamos un alto en esta desenfrenada carrera para que el corazón se calme, la conciencia descanse, el espíritu se serene, y entonces encontraremos la paz.

Entreguemos nuestro corazón a Dios. Él quiere darnos su paz.

Bendiciones para todos.