Una noche tormentosa
Una noche tormentosa.
Pixabay
6 Oct 2014 05:33 AM

UNA NOCHE TORMENTOSA

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El matrimonio lo rechazó, pero el empleado insistió de buena gana y finalmente terminaron ocupando su habitación.

UNA NOCHE TORMENTOSA

Hace muchos años, un hombre mayor y su esposa llegaron a un pequeño hotel en Filadelfia en una noche tormentosa. Solicitaron una habitación. El empleado, un hombre atento con una cálida sonrisa, les dijo que todas las habitaciones estaban ocupadas por una convención en la ciudad. El matrimonio se angustió, pues era difícil conseguir dónde pasar la noche y más con la lluvia que caía. El empleado les dijo: - Miren, sí ustedes aceptan la incomodidad, puedo ofrecerles mi propia habitación. Yo me acomodaré en un sillón de la oficina. El matrimonio lo rechazó, pero el empleado insistió de buena gana y finalmente terminaron ocupando su habitación. A la mañana siguiente al pagar la factura, el hombre le dijo: - Usted es el tipo de gerente que yo tendría en mi propio hotel. Quizás algún día construya uno para devolverle el favor que nos ha hecho. El recepcionista tomó la frase como un cumplido, y se despidieron amistosamente. Pasaron dos años y el administrador recibió una carta de aquel hombre, donde le recordaba la anécdota y le enviaba un pasaje de ida y vuelta a New York, con la petición expresa que los visitara. El conserje no desaprovechó esta oportunidad  y concurrió a la cita. El hombre mayor le llevó a la esquina de la Quinta Avenida y la calle 34, y señaló con el dedo un imponente edificio de piedra rojiza, y le dijo: - Este es el hotel que he construido para usted. El conserje miró sorprendido y dijo: - ¿Es una broma, verdad? - Claro que no - le contestó con una sonrisa el hombre mayor. Y así fue como William Waldorf Astor construyó el Waldorf Astoria y contrató a su primer gerente George C. Boldt (el recepcionista en la noche lluviosa). George C. Boldt no imaginó que su vida estaba  cambiando para siempre cuando hizo aquel favor para atender al viejo Waldorf Astor en aquella noche tormentosa. No tenemos muchos "Waldorf Astor" en el mundo, pero un jefe satisfecho o un cliente sorprendido pueden equivaler a nuestro Waldorf Astor personal. Sean atentos con todos. Hagan a los demás, lo que quieran que hagan con ustedes, dijo Jesús en su palabra. Bendiciones para todos.