
Con los rostros serenos pero el corazón firme, cientos de ciudadanos bogotanos se congregaron este domingo en la Plaza de Bolívar para cerrar la Marcha del Silencio, una movilización que unió a diferentes sectores de la sociedad en un grito callado contra la violencia política que golpea al país.
La marcha, que arrancó a las 9:00 a. m. desde el Parque Nacional, avanzó por toda la carrera Séptima hasta desembocar en el centro de la ciudad. Camisetas blancas, flores, banderas y carteles con mensajes como “Colombia unida por la paz” y “El odio no nos representa” acompañaron el trayecto.
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El detonante de la convocatoria fue el atentado sufrido por el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien permanece hospitalizado tras el ataque ocurrido en el barrio Modelia. A su nombre, y en nombre de todas las víctimas de la violencia política, los manifestantes elevaron un mensaje de solidaridad y resistencia pacífica.
“El país se descarriló, pero nosotros no. Los buenos somos más. Estamos aquí para demostrarlo, para pedir que se respete la vida y que cese el odio que tanto nos ha dividido”, expresó una de las asistentes al cierre del evento.
Autoridades presentes: un respaldo institucional
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, también participó del recorrido y acompañó a los ciudadanos en la Plaza de Bolívar. Desde allí reafirmó el compromiso del Distrito con la defensa de la democracia:
“Esta marcha representa la fuerza de una ciudadanía que rechaza cualquier forma de violencia. Estamos aquí por Miguel, por su familia, pero también por lo que él simboliza: el derecho a pensar distinto sin miedo”, dijo Galán.
Paz sin banderas políticas
A diferencia de otras movilizaciones, esta jornada se caracterizó por su tono sobrio y unitario. No hubo arengas partidistas ni confrontaciones. Solo silencio, pasos firmes y el eco de una consigna que retumbó en las calles del centro histórico: “Colombia quiere vivir en paz”.
Varios líderes sociales y figuras del ámbito académico se sumaron a la movilización, destacando que lo sucedido con Uribe Turbay es apenas una muestra de un clima político cada vez más hostil.
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Cierre pacífico y vigilado
La marcha culminó sin alteraciones del orden público. La Secretaría de Gobierno y la Policía Metropolitana acompañaron todo el recorrido con dispositivos de seguridad y agentes de mediación.
El balance fue positivo. No hubo enfrentamientos, disturbios ni bloqueos extendidos. Solo una plaza llena de ciudadanos en silencio, dejando claro que el país está cansado de la violencia... y dispuesto a cambiar su historia desde la voz más poderosa: la del respeto y la paz.