
Advierten a buseteros de Soacha: medida cambiaría la movilidad del municipio
Desde abril, el corredor vial que conecta al municipio de Soacha con Bogotá comenzó a vivir una serie de transformaciones clave. Con la Agencia Regional de Movilidad (ARM) al frente del proceso, se busca modernizar el servicio que a diario usan miles de personas para entrar a la capital. La meta es ambiciosa: reestructurar rutas, renovar flota y organizar un sistema que, por años, ha operado con buses antiguos y con poco control.
Luis Lota, director de la Región Metropolitana, explicó que ya hay un estudio técnico en marcha, que definirá el modelo de transporte del futuro para esta vía:
“Estamos construyendo la visión de largo plazo del transporte público para el corredor Soacha–Bogotá”, señaló.
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Buses antiguos seguirán operando, por ahora
Una de las medidas más llamativas es la contenida en la Resolución 03 del 16 de abril de 2025, que permite que buses con más de 20 años de uso —e incluso algunos de 30— sigan circulando hasta el 31 de diciembre de 2027. Se trata de un permiso especial y temporal, mientras se estructura e implementa el nuevo modelo de movilidad metropolitano.
La intención es evitar un colapso del servicio durante la transición, aunque no todos están de acuerdo. Omar Alarcón, gerente de Coopcasu Ltda., expresó su preocupación:
“Esos vehículos son un peligro para los usuarios, los gastos de mantenimiento son altos y no ofrecen garantías. Y lo peor: el usuario paga como si fuera un bus nuevo”.
Pequeños transportadores, entre la incertidumbre y la deuda
Cada bus viejo que rueda por la autopista Sur tiene detrás la historia de un pequeño propietario, no de grandes empresas. Muchos de ellos han sostenido este negocio durante años, pero con la llegada de un modelo parecido al SITP de Bogotá, sienten que podrían quedar por fuera.
“Hoy, por cada tres buses que se chatarricen, se podría adquirir un cupo para un busetón eléctrico que cuesta entre $800 y $1.200 millones. Eso es impagable para un transportador que gana $3.000 por trayecto”, explicó Alarcón. La brecha entre lo que ganan y lo que costaría cumplir con los nuevos estándares es abismal.
Y es que, a diferencia de grandes operadores con respaldo financiero, los pequeños propietarios tendrían que recurrir a créditos para renovar su flota, algo que pone en juego su estabilidad económica. Viviana Monroy, representante de la Asociación de Propietarios de Carros del Sur, también advirtió sobre los riesgos:
“La transición puede terminar convirtiéndolos en empleados o empujarlos a vender sus cupos”.
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Soacha busca un sistema de movilidad integrado
El objetivo de fondo de la ARM es lograr una integración del sistema de transporte que conecte con TransMilenio, el Metro de Bogotá y, eventualmente, un cable aéreo. Esto permitiría unificar tarifas, mejorar frecuencias y garantizar mayor cobertura en todo el municipio.
Pero la materialización de ese sistema depende de varios factores. El primero, los resultados del estudio técnico que se está desarrollando. El segundo, la voluntad política de asegurar condiciones justas para todos los actores del transporte.
Luis Lota insistió en que el cambio se dará, pero no a costa de los más vulnerables:
“Vamos a modernizar el parque automotor, equilibrar las tarifas y organizar el servicio”.