Con la llegada de diciembre, comienza una época en la que las familias colombianas suelen reunirse para celebrar. Las cenas, los encuentros y las fiestas son parte de las tradiciones que marcan este mes, especialmente en las noches del 24 y el 31. Aunque estas fechas son las más esperadas, las reuniones suelen repetirse durante toda la temporada, en casas, conjuntos residenciales y barrios de todo el país.

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Sin embargo, este ambiente de celebración también trae situaciones que pueden salirse de control. En la Navidad pasada, la Policía de Bogotá recibió 720 reportes por riñas en distintos puntos de la ciudad. Muchos de estos casos estuvieron relacionados con discusiones entre vecinos que comenzaron como molestias pequeñas, pero terminaron en conflictos más serios.

Uno de los motivos más frecuentes de estas peleas es el exceso de ruido. En muchas celebraciones hay quien sube la música más de la cuenta o mantiene la fiesta hasta muy tarde, afectando el descanso de quienes viven cerca. Estas situaciones suelen generar incomodidad y, si no se manejan a tiempo, pueden convertirse en problemas que alteran la convivencia.

Para evitar que una celebración termine en disputa, es importante conocer las opciones que ofrece la ley para manejar este tipo de casos. Si un vecino supera los límites de ruido y afecta la tranquilidad del sector, hay pasos claros que se pueden seguir para actuar de manera adecuada y proteger la convivencia sin escalarse a una pelea.

¿Qué hacer si hay un vecino ruidoso en la cuadra?

El primer paso recomendado es intentar un diálogo directo con la persona. Muchas veces, una conversación tranquila basta para que el vecino le baje al volumen de la música o modere la actividad que está generando ruido. 

Cuando se trata de conjuntos residenciales, también es válido acudir al vigilante o a la administración para pedir una intervención inicial. La idea es evitar que la situación escale y buscar un acuerdo amigable.

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Sin embargo, cuando la molestia persiste y no se logra una solución voluntaria, entra en escena la Policía. La ciudad dispone de la Línea 123, habilitada para reportar comportamientos que afectan la tranquilidad de la comunidad. A través de este canal se atienden casos de ruido que alteran el descanso y la convivencia.

Así debe proceder la policía

Una vez se reciben la llamada, los uniformados se desplazan hasta la vivienda para verificar que la situación denunciada realmente esté ocurriendo. Si se confirma, el procedimiento inicia con la solicitud formal al responsable para que apague o disminuya el volumen del equipo de sonido.

Los policías deben explicar con claridad cuál es la presunta infracción y escuchar al implicado, quien tiene derecho a presentar evidencias como fotografías, videos o grabaciones. 

Si, tras revisar la situación, los uniformados determinan que la infracción sí existió, podrán imponer un comparendo. En casos donde la persona se niegue a colaborar, la autoridad está facultada para desactivar ellos mismos la fuente del ruido.

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El Código Nacional de Policía y Convivencia establece que cualquier dispositivo, maquinaria o equipo que genere sonidos que afecten la tranquilidad puede ser intervenido por las autoridades. Esto incluye la posibilidad de registrarlo o incluso desactivarlo, siempre que no se trate de ruidos derivados de construcciones o reparaciones realizadas en horarios autorizados.

La alcaldía recuerda que estas medidas buscan proteger la sana convivencia y promover entornos respetuosos. Aunque denunciar es un derecho, la recomendación sigue siendo intentar primero la vía del diálogo: una conversación a tiempo y bien llevada puede evitar conflictos.