
16 años sin Rafael Escalona: esta es la historia de Jaime Molina, protagonista del icónico tema vallenato
El pasado martes 13 de mayo se conmemoraron 16 años del fallecimiento del maestro Rafael Escalona, una de las personalidades más importantes en la historia del vallenato. El oriundo de Patillal, Cesar, en 1927, es considerado como uno de los compositores más importantes de la historia del país, influenciando la cultura y el folclor musical del caribe.
Escalona se caracterizó por ser uno de los máximos defensores de la cultura vallenata y trabajó por posicionarla a nivel nacional, incluso en las élites que, en algún momento, veían de reojo este género musical. Fue amigo de importantes personalidades como Gabriel García Márquez, quien lo invitó en la comitiva que viajó a Suecia para recibir su Premio Nobel de Literatura en 1982.
Además, Escalona, junto a la gestora cultural y política Consuelo Araujonoguera, y el expresidente Alfonso López Michelsen, fueron los creadores del Festival de la Leyenda Vallenata de Valledupar, el principal emblema del género musical.
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El maestro Escalona falleció en el año 2009 debido a una insuficiencia cardiaca a sus 81 años, pero antes dejó un legado imborrable para la música vallenata. Dentro de sus composiciones más recordadas se encuentran 'La Maye', 'La patillalera', 'Carmen Gómez', 'La casa en el aire', 'El testamento', 'La vieja Sara', 'La custodia de Badillo', 'El arcoiris', 'El mejoral' y 'La creciente del Cesar'.
Otra de las obras más destacadas de Rafael Escalona es 'Elegía a Jaime Molina', una canción triste y melancólica que le compuso a un gran amigo tras fallecer. Esta canción fue grabada por primera vez en 1982 por ‘Poncho’ Cotes Jr. y el rey vallenato Ciro Meza, mientras que en 1991 Carlos Vives y Egidio Cuadrado grabaron la versión más conocida.
¿Quién fue Jaime Molina?
Jaime Molina nació en 1926, en Patillal, Cesar, y poco a poco se fue convirtiendo en uno de los artistas más reconocidos de la región. Su pasión por el arte lo convirtieron en un destacado caricaturista que, a través de sus dibujos, tejía historias y personajes valiosos para la cultura vallenata.
Rafael Escalona y Jaime Molina entablaron una amistad fuerte y duradera, en la que acostumbraban a hacer unas parrandas cargadas de música, trago y poesía. De esta amistad, surgió uno de los cantos vallenatos más melancólicos pero reconocidos de la historia.
Jaime Molina falleció en agosto de 1978 a causa de un infarto, dejando un profundo dolor en sus más allegados, incluyendo Rafael Escalona, con quien había hecho una promesa: si Jaime moría primero, Escalona le tenía que componer una canción, pero si era al revés, Jaime le tendría que pintar un retrato.
De esta promesa, nació 'Elegía a Jaime Molina':
“Recuerdo que Jaime Molina
cuando estaba borracho ponía esta condición
Que, si yo moría primero él me hacía un retrato
o, si él se moría primero le sacaba un son.
Ahora prefiero esta condición
que él me hiciera el retrato y no sacarle el son”.