
Liyela Nathzabary Malaver Agudelo, una joven de 23 años que trabajaba vendiendo tintos en el sector de Unisur, en el municipio de Soacha, fue asesinada el pasado 26 de julio mientras colaboraba con el llamado a pasajeros en una de las rutas de transporte informal que operan en la zona.
Aunque han pasado más de diez días desde el crimen, la familia asegura que no ha recibido información oficial sobre los avances en la investigación.
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Daniel Malaver, hermano de la víctima, explicó en entrevista con Alerta Bogotá 104.4 FM que no han sido notificados sobre la existencia de registros visuales, retratos hablados o alguna otra evidencia que permita identificar a los responsables.
Familia de víctima fatal en Soacha denuncia falta de avances en el caso
Según su testimonio, los sicarios se movilizaban en moto y dispararon directamente contra su hermana cuando esta se encontraba organizando pasajeros para llenar los vehículos.
La víctima no se encontraba en su puesto habitual de trabajo. Ese día había aceptado el favor de una persona para ayudar en la organización de los usuarios del transporte informal. Según la familia, la agresión habría estado relacionada con la negativa de algunos conductores de pagar extorsiones a grupos que operan en la zona.
Los delincuentes habrían decidido enviar un mensaje intimidatorio mediante el uso de la violencia.
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La hipótesis de extorsión en el sector de transporte informal
De acuerdo con la versión compartida por Daniel Malaver, la zona de Unisur y otros sectores del municipio han sido blanco de amenazas por parte de grupos que exigen pagos periódicos, conocidos como vacunas.
La familia sostiene que días antes del homicidio se les había advertido a los conductores que debían cumplir con estos pagos antes del viernes. Al no hacerlo, el sábado siguiente se registró la incursión armada que cobró la vida de Liyela.
Aunque la joven no tenía relación directa con el transporte informal, fue identificada por los atacantes como parte del entorno logístico de esas rutas. Su hermano sostiene que ella simplemente sostenía su cuaderno de anotaciones y ayudaba a organizar los turnos de los carros, como parte de una colaboración puntual.
Por este motivo, la familia considera que fue un blanco erróneo de un acto de intimidación criminal.
Durante la entrevista, se denunció además que el mismo día del asesinato de Liyela también se reportó otro homicidio en Ciudad Verde, donde fue dejado un panfleto amenazante.
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Liyela era madre de un niño de seis años y se encontraba embarazada con siete meses y medio de gestación al momento del ataque.
Su familia la describe como una mujer trabajadora que prefería ganarse el sustento diario por cuenta propia. Según Daniel, su hermana no tenía antecedentes ni estaba vinculada a actividades ilícitas. Considera que el crimen fue un error de identificación cometido por personas que pretendían infundir temor entre quienes se resisten a las exigencias de grupos extorsivos.
Durante la conversación con Alerta Bogotá, el hermano de la víctima hizo un llamado a las autoridades locales y nacionales para que refuercen la presencia policial en zonas críticas de Soacha, y no solo en centros comerciales o paradas de transporte masivo.
Insistió en que los operativos deben enfocarse en los barrios donde se esconde el crimen organizado y desde donde se planean estos ataques.
También señaló que el sistema judicial debe endurecer las penas, pues actualmente, según su percepción, quienes cometen delitos graves pueden recibir condenas reducidas mediante acuerdos o confesiones, lo que a su juicio favorece la reincidencia.
Hasta la fecha, ni la Policía ni la Fiscalía han emitido un pronunciamiento público sobre el caso. La familia de Liyela Malaver Agudelo continúa esperando respuestas concretas que permitan esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia.