
'Perritos' vulnerables tendrán nueva oportunidad: pela'os innovadores encuentran solución
En la capital, donde el abandono animal sigue generando preocupación, un grupo de estudiantes de la Universidad ECCI desafía la indiferencia con una iniciativa que va mucho más allá de la teoría.
En los laboratorios del programa de Ingeniería Biomédica nació el Semillero PEPA, un espacio donde la creatividad y el compromiso social dieron lugar a prótesis hechas con materiales tan cotidianos como tubos de PVC, tornillos y llantas recicladas. El objetivo: ayudar a perros que han sufrido accidentes, maltrato o enfermedades y que, de otro modo, verían comprometida su movilidad y calidad de vida.
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¿Cómo hicieron las prótesis para perros en estado vulnerable?
Los creadores del proyecto hablaron con Alerta Bogotá sobre el proceso, subrayando que la economía circular fue el corazón de la estrategia.
“Queríamos que este tipo de ayuda fuera accesible para cualquier refugio, por eso usamos materiales reutilizados”, explica Leonel Lozada, docente líder. Así, la propuesta se aleja de las costosas soluciones comerciales y aterriza en el mundo real de refugios y hogares de paso con recursos limitados.
El protocolo incluyó diagnóstico veterinario, toma de medidas, simulaciones digitales y, por supuesto, varios ensayos y errores hasta dar con el ajuste perfecto para cada perro. Todo bajo el rigor de la ciencia y la supervisión veterinaria. Y pese a los desafíos propios de trabajar con animales traumatizados o mayores, el proyecto logró mejoras evidentes en calidad de vida y movilidad.
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Prótesis ayudaron a tres animales
El impacto no solo se mide en números, sino en historias. Fresita, perrita víctima de fracturas en cadera y lesiones lumbares; Malambo, que perdió movilidad por traumas en la columna; y Simón, un veterano con problemas motores, son tres casos que muestran los frutos del esfuerzo. Los tres provenientes de hogares Huella Amiga y Pepe Grillo, recibieron ayudas personalizadas tras un trabajo de diagnóstico, modelado y adaptación física y psicológica.
El equipo presentó estos logros, atrayendo aplausos y nuevas alianzas para seguir expandiendo la iniciativa. “El reto era no solo hacer prótesis funcionales, sino lograr que los animales se adaptaran y volvieran a ‘caminar y sonreír’”, cuenta uno de los estudiantes.
Tecnología 3D ayudaría a crear prótesis sostenibles
Los sueños de este semillero no paran ahí. Ahora buscan incorporar impresión 3D para diseñar equipos aún más personalizados, fortalecer alianzas con fundaciones y llevar lo aprendido a otras ciudades. “Esto no solo ayuda a los perros, también cambia la perspectiva de los estudiantes sobre el papel de la ciencia en la sociedad”, afirma Lozada.
La Universidad ECCI, gracias a iniciativas como esta, se coloca en el mapa de la innovación social, mostrando cómo la academia puede impactar positivamente la ciudad y la vida de los peludos más indefensos.
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En una ciudad marcada por la adversidad, estos estudiantes demuestran que el conocimiento que se genera en las universidades capitalinas puede resolver problemas reales y ponerle coraje e ingenio donde más falta hace. Las prótesis hechas en ECCI no solo les permiten a los caninos volver a caminar, también evidencian que en Bogotá nunca faltan corazones dispuestos a echarle mano a la causa animal.