
Humedales tienen sorpresa para visitantes: le tocará estar pilo pa' verla
Con ocasión del Día Mundial de las Aves Migratorias, la Secretaría Distrital de Ambiente informó que Bogotá cuenta con el registro de al menos 204 especies de aves, de las cuales 113 son nativas. Algunas están clasificadas en categorías de riesgo.
Este dato posiciona a la capital como una ciudad con una presencia significativa de biodiversidad, especialmente en el contexto urbano. La administración distrital reiteró la necesidad de continuar fortaleciendo las acciones de protección de los ecosistemas que permiten el tránsito, la reproducción y la alimentación de estas especies.
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¿Por qué hay tantas aves migratorias en Bogotá?
La ubicación de Bogotá, en la cordillera oriental de los Andes, influye en la alta diversidad biológica que se encuentra en el territorio. Factores como la altitud, la heterogeneidad de hábitats y la conectividad ecológica han contribuido a que en esta zona sea habitada por gran variedad de animales y plantas.
En el caso de las aves, la ciudad sirve como punto de paso y asentamiento tanto para especies migratorias como residentes. Las condiciones ambientales han permitido que estas especies habiten dentro de los límites urbanos, utilizando distintos espacios naturales.
En total, se han identificado nueve ecosistemas presentes en Bogotá, entre los que se destacan los bosques altoandinos, los páramos, los matorrales xerofíticos y los humedales urbanos. Esta diversidad ha sido clave para sostener procesos ecológicos como la polinización, el control biológico y la dispersión de semillas, que se ven favorecidos por la presencia de aves.
Algunos de los lugares de mayor observación se concentran en los humedales reconocidos a nivel internacional y en los Cerros Orientales. Allí es posible encontrar especies endémicas o de distribución restringida como la tingua bogotana, el chamicero cundiboyacense, la monjita bogotana y el conirrostro rufo.
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El Distrito ha resaltado la función que cumplen los Cerros Orientales y los humedales en el sostenimiento ambiental de la ciudad. Estos espacios funcionan como corredores biológicos, además de contribuir con la regulación del agua, el control del clima y la conservación de hábitats. En particular, los humedales cumplen un papel clave durante las migraciones, dado que ofrecen alimento y descanso a las aves que transitan entre continentes. Bogotá cuenta con 11 humedales incluidos en la lista Ramsar, lo que implica compromisos internacionales en su conservación.
La Secretaría de Ambiente ha desarrollado planes de manejo para las Reservas Distritales de Humedal y los Parques Distritales Ecológicos de Montaña. Estos planes contemplan actividades de restauración ecológica, monitoreo de fauna, control de factores de presión y seguimiento a las condiciones físicas de los ecosistemas. Además, se realizan ejercicios de participación como los censos de aves y las jornadas de avistamiento organizadas por la comunidad científica y la ciudadanía.
La planificación ambiental en Bogotá se rige por marcos normativos que incluyen el Plan Distrital de Restauración Ecológica (2010-2038), la Política Pública de Acción Climática (2023-2050) y los Planes Ambientales Locales. Estos instrumentos orientan acciones sobre ecourbanismo, recuperación de áreas degradadas y fortalecimiento de la apropiación social del entorno natural. La combinación de estas herramientas pretende asegurar la permanencia de los ecosistemas en un entorno de urbanización constante.
“Cuidar los humedales es hacer de Bogotá una ciudad mejor preparada para el cambio climático para el bienestar de su gente. Nuestro Complejo Urbano de Humedales Ramsar, único en el mundo en una gran capital, es prueba de que la conservación urbana es posible y necesaria. Estos ecosistemas no solo albergan aves migratorias y especies endémicas, también prestan servicios esenciales como la captura de carbono y la mejora de la calidad del aire. Protegerlos es preservar la vida en Bogotá”, afirmó Adriana Soto, secretaria Distrital de Ambiente.
La conmemoración del Día Mundial de las Aves Migratorias representa un momento para reflexionar sobre el papel que tienen las ciudades en la conservación de la biodiversidad. En el caso de Bogotá, su condición geográfica, combinada con el trabajo institucional, ha permitido que aún se mantengan procesos ecológicos que son cada vez más escasos en otras metrópolis. Las aves, como indicadores de salud ambiental, continúan siendo un punto de referencia para evaluar el estado de los ecosistemas en el Distrito.