
A pata y puño la emprendió una enfurecida turba contra un delincuente quien en motocicleta recorría las calles del norte de Bogotá, mirando quien daba papaya para robarle el teléfono celular por medio del raponazo.
Según testigos, el de malas choro observó que un parroquiano hablaba en la calle por su lindo teléfono y, al percatarse que no venía nadie, prendió el cilindro y se le acercó despacito al ciudadano, para arrebatarle el elemento tecnológico y luego perderse del mapa.
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Con lo que no contaba el malandro era que lo estaban chequeando varios ciudadanos, los cuales le cerraron el paso al tipo, haciéndolo caer sobre el pavimento para posteriormente encenderlo a pata y puño.
Luego de la terrible garrotera, la comunidad lo entregó a los agentes de la policía para que lo llevaran luego ante un despacho judicial, gracias a la denuncia interpuesta por el tumbado.