Ya no toca aguantarse: nuevo baño público en el centro de Bogotá hasta se limpia solo

En Bogotá, conseguir un baño limpio, seguro y accesible en plena calle siempre ha sido una tarea complicada. Quienes caminan por el centro saben lo difícil que es encontrar dónde ir al baño sin arriesgarse a entrar a un lugar sucio o recibir una mala cara. Pero esta semana, en el corazón de La Candelaria, esta situación está cambiando.

En la plazoleta Murillo Toro, una zona que hasta hace poco era caótica por el mal parqueo y el deterioro del espacio, ahora hay un motivo para celebrar.

La ciudad estrenó su primer baño público inteligente, una solución moderna que, además de higiénica, se mantiene sola. Esta iniciativa forma parte de un esfuerzo conjunto por recuperar espacios públicos para el disfrute ciudadano.

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Así es el primer baño inteligente de Bogotá

El nuevo baño público es autolimpiable, cuenta con acceso para personas con discapacidad y hasta tiene un cambiador de pañales. Llegó directamente desde Europa y se convierte en el primero de su tipo en la capital.

Este baño, como lo dice la directora del Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público (DADEP) Lucía Bastidas, forma parte de una intervención integral como parte de la administración del alcalde Carlos Fernando Galán.

El Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) reparó los adoquines que estaban deteriorados, mientras la Alcaldía Local de La Candelaria sumó elementos como jardineras. El Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) también se unió, encargándose de borrar rayones y recuperar la limpieza visual del entorno.

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Un regalo para Bogotá y un llamado al cuidado colectivo

Este nuevo lugar para los ciudadanos se entrega en el marco del Mes del Espacio Público y como parte de los festejos del cumpleaños de Bogotá.

La alcaldesa local de La Candelaria, Angélica Angarita, resaltó que el cuidado de este sitio depende de todos. Además del baño, se planean actividades culturales que devolverán la vida a esta zona emblemática. Lo que antes era un desorden se convierte hoy en un punto digno, útil y moderno.

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