
El acné es una condición cutánea que afecta tanto a adolescentes como a adultos. Se caracteriza por la aparición de granos, puntos negros, espinillas y, en casos más graves, lesiones inflamadas.
Aunque suele estar asociado con los cambios hormonales de la pubertad, también puede ser desencadenado por otros factores como el estrés, la genética, una alimentación poco balanceada, el uso de productos inadecuados para el rostro o la acumulación de impurezas en la piel.
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Esta afección ocurre cuando los poros se obstruyen con sebo y células muertas, favoreciendo la proliferación de bacterias. Si no se trata de forma adecuada, el acné puede dejar manchas y cicatrices difíciles de eliminar.
Aunque existen tratamientos dermatológicos eficaces, cada vez más personas recurren a soluciones naturales, y una de las más destacadas se encuentra, sorprendentemente, en muchos hogares.
¿Cuál es la planta que ayuda a mejorar la apariencia de la piel?
El aloe vera, también conocido como sábila, es una planta con múltiples propiedades medicinales.
Su uso en el cuidado de la piel es ampliamente reconocido gracias a su capacidad para hidratar, regenerar y calmar irritaciones. El gel que se encuentra en el interior de sus hojas contiene vitaminas A, C y E, minerales, enzimas y aminoácidos que favorecen la regeneración celular.
En el caso del acné, el aloe vera ofrece beneficios clave:
- Ayuda a desinflamar granos.
- Reduce el enrojecimiento.
- Acelera la cicatrización de la piel.
- Contribuye a eliminar bacterias.
Además, es un excelente aliado para equilibrar la producción de grasa sin resecar el rostro, lo cual resulta ideal para pieles grasas o mixtas.
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¿Cómo usar la sábila y cuáles son sus precauciones?
Para aprovechar los beneficios del aloe vera contra el acné, se recomienda cortar una hoja de la planta, retirar con cuidado el gel transparente de su interior y aplicarlo directamente sobre la piel limpia.
- Esta mascarilla natural puede dejarse actuar entre 10 y 20 minutos, una o dos veces al día, y luego retirarse con agua tibia.
- Sin embargo, es importante tener en cuenta algunas precauciones antes de incorporarlo a una rutina facial:
- Hacer una prueba en una pequeña zona del brazo para descartar posibles reacciones alérgicas.
- No aplicar el gel sobre heridas abiertas, infecciones activas o piel extremadamente sensible sin orientación profesional.
- Conservar el gel extraído en refrigeración, preferiblemente en un envase limpio y hermético, y usarlo en un periodo corto para evitar su descomposición.
Aunque es un remedio natural, el aloe vera no reemplaza una rutina completa de cuidado facial. Su efectividad aumenta cuando se combina con productos adecuados y una limpieza constante.
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¿Cómo tener una buena rutina para la piel?
La clave para mejorar la salud del rostro y prevenir imperfecciones está en una rutina de cuidado facial bien estructurada. Suzanne Piqueras, Directora Corporativa de Tratamiento Facial y Protección Solar de Yanbal, explica que las pieles grasas o mixtas requieren tres pasos esenciales: limpieza profunda, hidratación equilibrada y tratamiento focalizado.
- Limpieza profunda:
El uso de limpiadores que contengan ingredientes como ácido salicílico y niacinamida resulta fundamental.
Estos activos permiten remover impurezas, residuos de maquillaje y exceso de sebo, mientras mantienen el microbioma de la piel equilibrado y libre de irritaciones.
- Hidratación inteligente:
Contrario a la creencia popular, la piel grasa también necesita hidratación. La clave está en elegir fórmulas ligeras y matificantes que humecten sin aportar brillo, regulen la producción de grasa y minimicen la apariencia de los poros.
- Tratamiento focalizado:
Cuando aparecen imperfecciones puntuales, se recomienda el uso de productos con ingredientes como ácido salicílico, bakuchiol y retinyl palmitate.
Estos compuestos ayudan a reducir el tamaño de los granos y favorecen la renovación celular, mejoran la textura de la piel y disminuyen las marcas o cicatrices.
Establecer una rutina diaria que incluya estos pasos, sumada al uso responsable del aloe vera, puede marcar una diferencia significativa en la apariencia de la piel.