Alerta por invasiones en Bogotá: hay más de 30 mil ocupaciones ilegales en riesgo
Comprar un lote o construir una vivienda es, para muchas familias, uno de los proyectos más importantes de su vida. Sin embargo, para dar ese paso, teniendo en cuenta el gran esfuerzo económico que implica, es recomendable hacerlo con la ley debajo del brazo.
Cuando se construye sobre terrenos que no cuentan con los requisitos legales, el sueño puede convertirse en un problema serio, tanto para quienes invierten sus ahorros como para la ciudad en general.
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En Bogotá, esta situación sigue siendo una preocupación constante para las autoridades, que advierten sobre los riesgos de las ocupaciones ilegales y la venta engañosa de predios.
Actualmente, las entidades distritales hacen seguimiento a 281 polígonos distribuidos en 15 localidades, donde se han identificado más de 31.400 ocupaciones en zonas de riesgo o de protección ambiental. Estos puntos son monitoreados de manera permanente a través de acciones de Inspección, Vigilancia y Control, con el objetivo de prevenir estafas, proteger la vida de las personas y recuperar áreas que cumplen una función ambiental clave para la ciudad.
Zonas no aptas para vivir: un riesgo que muchos desconocen
Las ocupaciones ilegales, o también conocidas como 'invasiones', se presentan cuando personas se apropian o hacen uso informal de suelos que no están autorizados para urbanizar. En Bogotá, este fenómeno se presenta principalmente en sectores periféricos y en los bordes urbanos, donde existen terrenos con restricciones por riesgo natural, como inundaciones o deslizamientos, o por su valor ambiental, como humedales, reservas forestales y corredores ecológicos.
Vivir en estos lugares implica una amenaza directa para la seguridad de las familias. Las emergencias por lluvias intensas o remociones en masa pueden poner en peligro la vida de quienes habitan estas zonas. Además, estas zonas suelen carecer de acceso adecuado a servicios básicos como agua, alcantarillado, salud y educación, lo que profundiza condiciones de vulnerabilidad y exclusión social.
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A esto se suma el impacto ambiental. La ocupación de áreas protegidas deteriora ecosistemas estratégicos que benefician el clima, protegen fuentes de agua y reducen el riesgo de desastres en la ciudad.
Comprar sin papeles es perder la platica
Uno de los mayores riesgos aparece cuando se adquiere un lote sin título claro o en una zona no autorizada. En estos casos, el comprador puede perder todo el dinero que invirtió, ya que no logra registrar el predio a su nombre ni acceder a créditos, subsidios o servicios públicos.
La legalidad de una propiedad solo se garantiza cuando la compraventa se formaliza mediante escritura pública y se inscribe en el registro correspondiente. Sin estos pasos, la transmisión del dominio no es segura y puede existir posibilidad de recuperación del predio por parte de las autoridades o de los verdaderos propietarios.
Cabe resaltar que quienes venden lotes de manera irregular también enfrentan consecuencias. Esta práctica, asociada a los llamados “tierreros”, puede constituir delitos como estafa, usurpación o urbanización ilegal.
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Alcaldía se pone al frente de la situación
Frente a este panorama, la alcaldía ha fortalecido las acciones de control. La Secretaría Distrital de Gobierno, a través de la Dirección para la Gestión Policiva, trabaja de forma articulada con alcaldías locales, la Policía, entidades ambientales y del sector vivienda para vigilar los polígonos priorizados, coordinar operativos y adelantar jornadas de prevención.
Estas labores se intensifican especialmente en temporadas de alerta climática, cuando el riesgo para los habitantes de zonas críticas aumenta. Además del control, las autoridades hacen un llamado a la corresponsabilidad ciudadana.
Antes de comprar un terreno, la recomendación es solicitar un certificado de libertad y tradición actualizado, verificar la viabilidad urbanística del predio y buscar asesoría profesional en notarías o con expertos inmobiliarios. Ante cualquier sospecha de fraude o venta irregular, denunciar es fundamental para evitar que más personas resulten estafadas.