
En el marco del aniversario 487 de Bogotá, la ciudad celebra no solo su historia urbana, sino también su riqueza natural. En lo más alto de su geografía, a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar, se extiende el Páramo de Sumapaz, el más grande en el mundo.
Este ecosistema con más de 300 mil hectáreas, muchas veces invisible para quienes habitan la ciudad, es en realidad su corazón hídrico y ecológico, y el Parque Nacional Natural Sumapaz es el encargado de resguardar los tesoros que allí se encuentran.
De acuerdo con información oficial de Parques Nacionales de Colombia, está ubicado en la cordillera oriental, entre los 700 y 4.250 metros sobre el nivel del mar, y es parte esencial del territorio bogotano.
Allí se encuentran dos ecosistemas clave: el páramo, que actúa como una fábrica de agua, y el bosque andino, que guarda biodiversidad impresionante.
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¿Por qué Sumapaz es vital para Bogotá?
Este tiene una capacidad única para captar vapor de agua, generar lluvias y almacenar grandes cantidades de agua en su suelo. Esa agua termina alimentando ríos, quebradas y embalses que abastecen a millones de bogotanos. Es como un gran colchón natural que regula el clima y protege la ciudad de sequías.
El bosque andino, por su parte, ayuda a mantener fértiles los suelos, almacenar carbono y sostener la biodiversidad. Es un ecosistema lleno de árboles, arbustos y vida silvestre que complementa el equilibrio ambiental de la región.
Según información de la Alcaldía Local de Sumapaz, más de 12.800 personas habitan el páramo de Sumapaz, la mayoría en las zonas rurales de Bogotá, Une, Pasca y San Bernardo. El 56 % del ecosistema está dentro de la capital del país, en las localidades de Sumapaz, Ciudad Bolívar y Usme.
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La vida silvestre aún respira tranquila
En medio de la niebla y los cerros fríos, Sumapaz sigue siendo refugio de animales únicos. El Oso andino ha sido visto en Gutiérrez (Cundinamarca) y Cubarral (Meta) gracias a cámaras trampa. También hay pumas, ocelotes, tigrillos, venados, conejos de páramo y tapires que viven en libertad.
El cielo también está lleno de vida. Vuelan aves como el Gallito de roca, el Loro orejiamarillo, la Tingua bogotana y el Cucarachero de Apolinar, especies que solo existen en este ecosistema.
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Flora en peligro en el páramo de Sumapaz
El páramo de Sumapaz tiene frailejones únicos en el mundo y vegetación clave como pajonales, turberas, chuscales y bosques que retienen el agua. En sus laderas también crecen árboles nativos que ayudan a cuidar el suelo y mantener el equilibrio del ecosistema.
Sin embargo, expertos advierten sobre un peligro en el páramo de Sumapaz. Especialistas en ecosistemas de alta montaña alertan que el retamo espinoso es una de las especies invasoras más agresivas del mundo.
La capacidad de reproducirse por semillas—hasta 20.000 por planta al año—y su resistencia al fuego lo convierten en una amenaza directa para el páramo de Sumapaz y especies como los frailejones.
Este arbusto, introducido en los años 50, en 2024 ya había invadido más de 15.000 hectáreas en Bogotá, desplazando la flora nativa y afectando la regulación de fuentes hídricas.
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Un páramo habitado y defendido por su gente
En el páramo Cruz Verde Sumapaz, viven comunidades campesinas que han sido guardianas históricas de este ecosistema. Así lo reconoce la Secretaría de Ambiente, que destaca su papel clave en la conservación del territorio y protector del ecosistema.
En octubre de 2024, más de 1.000 habitantes firmaron un pacto ambiental con el Gobierno Nacional, durante la COP16, para fortalecer esa labor histórica de cuidado.
El acuerdo, resultado de un proceso de diálogo social, involucra 24 municipios y siete localidades de Bogotá. Entre sus compromisos están la creación de zonas de reserva campesina, el impulso a la formalización de tierras, la transición hacia una producción agroecológica y la comercialización justa de productos locales. Todo esto con un enfoque de ordenamiento territorial centrado en el agua y en los derechos del campesinado.