
Bogotá se alza como una ciudad vibrante que acoge a millones de personas provenientes de todas las regiones del país.
Es un epicentro de contrastes donde conviven lo ancestral y lo moderno, con una oferta cultural enorme, una gastronomía que fusiona sabores de todos los territorios y una gran diversidad turística que cautiva a personas nacionales y extranjeros.
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Desde sus emblemáticos cerros hasta sus tradicionales plazas, la ciudad ha sido testigo de una transformación continua que refleja la diversidad del país.
Cada 6 de agosto, Bogotá conmemora su fundación, celebrando oficialmente 487 años en 2025. Sin embargo, diversas investigaciones históricas señalan que esta fecha podría no ser la correcta.
Para profundizar sobre este tema, Alerta Bogotá consultó a Felipe Arias Escobar, historiador de la Universidad Javeriana y de la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México, investigador del archivo Señal Memoria y autor del libro ¿Otra historia de Colombia?, quien compartió detalles poco conocidos sobre la fundación de la ciudad y su desarrollo inicial.
¿Qué se sabe realmente sobre la fundación de Bogotá?
Felipe Arias explicó que la historia oficial sobre la fundación de Bogotá se apoya en múltiples crónicas coloniales debido a la desaparición del acta original.
Esta se perdió en 1900 cuando un incendio destruyó el archivo del Cabildo en la antigua sede de la alcaldía.
En palabras del historiador, "existen otros testimonios de los siglos XVI y XVII que han permitido reconstruir la historia de cómo los españoles sometieron a los indígenas de la Sabana y establecieron una ciudad. Entre otras, están las crónicas de fray Pedro de Aguado, fray Pedro Simón, Juan Rodríguez Freyle, Juan Flórez de Ocáriz y Lucas Fernández de Piedrahíta."
De acuerdo con Arias Escobar, no hay una única versión oficial, sino relatos que se han vuelto más conocidos y se han arraigado en la memoria colectiva e institucional.
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¿Es el 6 de agosto la verdadera fecha de fundación?
Tradicionalmente, Bogotá celebra su fundación el 6 de agosto de 1538, fecha en la que Gonzalo Jiménez de Quesada hizo una ceremonia de posesión del territorio y celebró una misa. Sin embargo, esta no fue una fundación legal en el sentido administrativo y urbano.
Según explicó el historiador, "las últimas décadas, por investigación del historiador Carlos Martínez, se ha llegado al consenso de que la fundación legal de la ciudad fue el 27 de abril de 1539. Es decir, cuando se trazan calles, se reparten lotes y se establece un cabildo en lo que hoy es la Plaza de Bolívar."
Esto implica que la ciudad no fue realmente fundada en agosto de 1538, sino meses después, cuando se organizaron formalmente sus estructuras políticas y urbanas.
¿Cómo era el territorio antes de la llegada de los españoles?
La Sabana de Bogotá era habitada por los muiscas, un pueblo indígena agrícola con una organización social y económica compleja.
Estos no vivían en ciudades como se entiende en la actualidad, sino en un territorio disperso con aldeas, campos de cultivo, cercados habitados por caciques y zonas móviles.
El investigador señaló que "los muiscas no tenían ciudades, ocupaban el territorio de otras formas muy diversas... Nosotros hoy nos arraigamos en un solo territorio, los muiscas no, ellos se movían todo el tiempo de un lugar a otro."
Además, destacó la importancia de los pueblos indígenas vecinos como Bosa, Fontibón, Suba o Chía, sin los cuales la Bogotá colonial no habría sobrevivido. Los indígenas suministraban alimentos, mano de obra y artesanías que sustentaron la nueva ciudad.
Consecuencias de la Conquista en la región
La llegada de los españoles significó un colapso para las estructuras culturales y sociales de los muiscas.
El territorio fue transformado para adaptarlo a un modelo europeo, muchas veces sin considerar la sostenibilidad del ecosistema.
Según Felipe Arias, "este es un suelo óptimo para la agricultura, no para ponerle encima una megaciudad que seca o usa como cloaca las fuentes de agua donde los muiscas hacían camellones de cultivo."
La población indígena también sufrió una drástica disminución por enfermedades y desplazamientos. Sin embargo, el historiador reconoce que desde el siglo XVI, Bogotá se convirtió en un punto de atracción para personas de todo el país, algo que sigue ocurriendo en la actualidad.
"Tú ves documentos del Archivo General de la Nación y te encuentras que en San Victorino o Las Nieves en el siglo XVIII hay soldados de Cartagena, artesanos de Boyacá, chicheras de Cundinamarca, comerciantes de España, estudiantes de Popayán, todos conviviendo en la misma calle."
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La huella colonial que sigue viva en la ciudad
Bogotá conserva vestigios de su historia colonial en el centro histórico, especialmente en el barrio La Candelaria, donde aún se encuentran iglesias, casas y calles con trazados del siglo XVI.
Felipe Arias destacó que "el trazado de calles del centro histórico es el mismo del siglo XVI, una cuadrícula que se deshace hacia el nororiente cuando caminamos hacia el Chorro de Quevedo, porque hacia ese lado quedaba Teusaquillo, el arrabal indígena con otra lógica de ordenamiento del territorio."
Además, las plazas fundacionales de pueblos como Bosa, Fontibón o Suba conservan elementos claves para entender cómo se integraron los indígenas a la fundación de Bogotá.
¿Por qué es importante visitar Bogotá?
El historiador considera que la capital es una representación viva de la diversidad cultural colombiana. En ella conviven múltiples expresiones regionales y se construye una identidad urbana compleja y rica.
"Bogotá es un microcosmos de la diversidad cultural colombiana... posee una herencia arquitectónica, gastronómica, literaria que vale la pena conocer, al igual que su patrimonio ambiental en parques y reservas naturales."
También invita a conocer su singularidad como ciudad andina, distinta del imaginario caribeño que muchas veces predomina cuando se habla de Colombia.
Cinco lugares que revelan otra historia de Bogotá
Para quienes deseen conocer una cara menos evidente de la ciudad, el historiador recomienda cinco lugares clave:
- Avistamiento de aves en el Jardín Botánico y humedales como La Conejera, Córdoba o Santa María del Lago.
- Visitas guiadas al Capitolio Nacional y la Casa de Nariño, donde se encuentran obras de arte e historias poco difundidas.
- Caminatas en los Cerros Orientales, un contacto directo con el entorno natural.
- Parque Arqueológico de Usme, que revela formas de vida anteriores incluso a los muiscas.
- Celebrar la Navidad en barrios populares como Quiroga, Tunjuelito o Suba Rincón, donde persisten prácticas comunitarias tradicionales.
La historia de Bogotá no está escrita en piedra, y como lo demuestra Felipe Arias Escobar, su verdadera fundación, su pasado indígena y sus transformaciones sociales siguen siendo materia viva para la reflexión.
A 487 años de la ceremonia que la oficializó ante la Corona española, la ciudad continúa contando nuevas historias que complementan, y a veces cuestionan, lo que se ha enseñado durante generaciones.