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Bullying en colegio privado de Bosa

Diana Vargas relató que el 19 de septiembre notó una inflamación en uno de los dedos de su hijo, quien le ocultó la causa del daño. “Se lo descubrí y le pregunté qué le había pasado. Él, con cara de susto, me decía que no sabía”, afirmó. Al pensar que podía tratarse de una picadura o una lesión menor, la familia intentó tratarlo en casa, pero al día siguiente la situación empeoró.

Al observar la gravedad de la herida, Vargas envió un correo a la coordinación del colegio para pedir que se indagara sobre lo ocurrido, pues consideraba que el daño no era normal. Sin embargo, el niño seguía sin explicar el origen de la lesión. Días después, fue llevado por urgencias a la Clínica del Country, donde los médicos diagnosticaron una infección ósea severa y ordenaron una cirugía inmediata.

“Nos dijeron que debíamos firmar un consentimiento porque durante la operación podrían amputarle el dedo si la infección estaba muy avanzada”, explicó la madre. Horas más tarde, los médicos confirmaron que se trataba de una lesión antigua causada por un “machucón”, lo que encendió las alarmas de la familia.

El menor confesó que sufría acoso escolar

Durante su hospitalización, los psicólogos que atendieron al niño notaron su miedo a hablar sobre el tema. Según Vargas, los especialistas incluso sospecharon que podría tratarse de violencia intrafamiliar, por lo que intervinieron profesionales de salud mental. Solo después de varias entrevistas, el menor reveló que había sido víctima de bullying por parte de varios compañeros.

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“Mi hijo dijo que llevaba dos meses siendo víctima de matoneo y mencionó el nombre del niño que le había golpeado el dedo con el pupitre”, contó la madre. Según su versión, al menos tres o cuatro estudiantes lo habrían estado intimidando de manera constante dentro del colegio.

A pesar de esto, cuando la madre presentó las pruebas y testimonios ante la institución, asegura que la respuesta fue que “no existía bullying contra el menor”. Sin embargo, ella insistió en que su hijo estaba diciendo la verdad. “Yo le creo a mi hijo. Él no lo dice por capricho, lo dice porque lo está viviendo”, expresó.

Familia pide que se investigue el caso

Vargas informó que el 29 de septiembre su hijo fue dado de alta con una incapacidad médica de 32 días. Según la denunciante, ni el colegio ni los padres del presunto agresor se comunicaron con ella durante el proceso. Solo tras insistir logró una reunión de conciliación, en la que la acudiente del otro menor aportó 50.000 pesos para medicamentos, negándose a cubrir otros gastos médicos.

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Aunque el dictamen psicológico sugería que el niño no debía regresar al mismo colegio, él decidió hacerlo por voluntad propia. “Quiso volver a compartir con sus compañeros”, señaló su madre. No obstante, al retornar, asegura que el ambiente no cambió y que su hijo continuó sintiéndose aislado.

La madre pidió que se investiguen los hechos y que las autoridades educativas revisen los protocolos de prevención y atención al acoso escolar. Hasta el momento, no se ha conocido un pronunciamiento oficial del colegio.