Diciembre es un mes que combina celebraciones, reencuentros y reflexiones. Para muchas personas, estas semanas no solo significan alegría y festividades, sino también momentos de introspección sobre logros y pérdidas del año que finaliza.
Este contraste emocional, conocido como Christmas Blues o tristeza navideña, tiene origen en fenómenos culturales anglosajones, pero sus efectos se reflejan en diversas poblaciones alrededor del mundo.
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Aunque la sociedad proyecta felicidad constante durante las fiestas, la realidad interna de varias personas puede ser distinta.
Estrés, soledad, duelo, presión económica y expectativas familiares contribuyen a que diciembre se perciba como un mes desafiante. Según Máncel Martínez, psicólogo de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas, “El júbilo social contrasta profundamente con la realidad interna de varias personas, marcada por el estrés, la soledad, el duelo, las necesidades económicas o la presión de las expectativas”.
¿Qué es el Christmas Blues y cómo se manifiesta?
El Christmas Blues se caracteriza por un aumento en los sentimientos de tristeza, ansiedad y agotamiento emocional hacia final de año.
Datos del Observatorio Nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud de Colombia indican que durante esta época se incrementan las consultas por episodios depresivos y de ansiedad, así como las llamadas a líneas de atención ante crisis emocionales. Además, factores de riesgo como el consumo de alcohol o medicamentos sin prescripción médica se intensifican, mostrando cómo las festividades pueden agravar situaciones de vulnerabilidad.
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¿Cuáles son los desafíos presentes en la tristeza navideña?
El fenómeno de la tristeza navideña se desarrolla a partir de diversos factores que interactúan entre sí. Desde la psicología se recomienda identificar estos retos y, de ser necesario, buscar acompañamiento profesional:
- Presión por la perfección: la expectativa de felicidad constante y armonía familiar transmitida por medios de comunicación y redes sociales puede generar sentimientos de insuficiencia.
- Duelo y ausencia: las fiestas actúan como recordatorio de personas fallecidas, relaciones rotas o metas no alcanzadas, intensificando emociones de nostalgia.
- Fatiga acumulada: el cierre de año laboral y académico, junto a compromisos sociales, puede reducir la capacidad de resiliencia y aumentar el agotamiento.
Estrategias para afrontar la tristeza navideña
Máncel Martínez propone desarrollar habilidades concretas que permitan manejar las emociones durante diciembre y minimizar la autocrítica:
- Habilidad de establecer límites: “reconozca sus recursos emocionales y económicos. Está bien decir 'no' a eventos que generan agotamiento o a gastos que causan estrés posterior. Priorizar el descanso, dormir, hacer pereza, arruncharse otro ratico, son actos vitales de salud pública”.
- Habilidad de aceptación emocional: “la tristeza y la nostalgia son emociones válidas en diciembre. No se obligue a 'estar feliz'. Permitirse sentir el duelo o la melancolía ayuda a procesarlas, se vale ser un Grinch, se vale llorar y pedir abrazos y también se vale sacar pecho y sentirse orgulloso de los logros alcanzados y ambicioso con los planes para el próximo año”.
- Habilidad de conexión genuina: redefinir las interacciones sociales es fundamental. Priorizar encuentros significativos y cercanos permite recibir apoyo real y evitar la presión de la cantidad de eventos.
- Habilidad de autocuidado básico: mantener rutinas de sueño, hidratación, alimentación balanceada y actividad física es clave. “La disciplina en el autocuidado es la base biológica de la estabilidad emocional”, señala Martínez.
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¿Qué se debe hacer en estos casos?
“El bienestar es un proceso continuo que se elige honrar cada día, cada mes, cada Navidad y cada año”, concluye Máncel Martínez.
Además, agrega: “La temporada de fin de año es una oportunidad para ejercer la empatía activa; hacia uno mismo, y hacia los demás. Es por esto que, si la alegría es desbordante en sí mismo, disfrútela y contagie a los demás. Si al contrario algún malestar emocional persiste, interfiere con sus actividades diarias o le causa angustia significativa, busque ayuda social y profesional, es la decisión más responsable y valiente”.
El Christmas Blues es una oportunidad para aprender a gestionar las emociones, establecer límites y cuidar la salud mental durante las festividades. Reconocer que diciembre puede ser un mes de desafíos emocionales, permite vivir las fiestas con mayor conciencia, seguridad y equilibrio.