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Los malandros fueron ubicados en el barrio Villa Nidia de Usaquén hasta con la sotana del cura.
Los pillos ya tenían varias entradas a la cárcel en Bogotá y más de 20 denuncias en su contra.
El individuo era el terror del comercio en ese pueblo cundinamarqués.
Al hombre con antecedentes penales le hallaron tremendo 'fierro' en la mano en el noroccidente de Bogotá.