
Así fue la emotiva graduación de 37 jóvenes en el sistema penal juvenil de Bogotá
El pasado 16 de julio, una celebración especial llenó de emoción el Centro de Atención Especializada El Redentor, donde 37 jóvenes del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes culminaron sus estudios de básica, secundaria y media, demostrando que siempre hay una segunda oportunidad.
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Con el acompañamiento de la Secretaría de Educación del Distrito (SED) y en el marco del programa Hilando Aprendizajes, se llevó a cabo la ceremonia de graduación. Este programa, en convenio con la Corporación Infancia y Desarrollo (CID), atiende actualmente a más de 460 adolescentes y jóvenes en medida privativa o no privativa de la libertad, brindándoles una atención educativa integral y adaptada a sus necesidades particulares.
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El caso de Egan: de la oscuridad a los trazos de un nuevo camino
Uno de los protagonistas de esta jornada fue Egan (nombre cambiado por protección de identidad), quien recibió su título de bachiller luego de un proceso marcado por grandes retos personales. Desde los 11 años, Egan enfrentó entornos difíciles, consumo de sustancias psicoactivas y decisiones que lo llevaron a ser detenido en dos ocasiones. La última vez, permaneció privado de libertad durante un año.
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Sin embargo, fue allí donde encontró un nuevo horizonte. A través del programa educativo del IPES y el apoyo de su familia, logró reconectarse con sus sueños. “Las drogas eran cadenas, pero ahora estoy enfocado en romper ese ciclo y valorar mi vida”, expresó con emoción. Hoy sueña con ser profesional en diseño gráfico o de interiores y construir una vida distinta, guiada por la paz interior y su proyecto de vida.
Una celebración con lágrimas, abrazos y orgullo
La ceremonia se llevó a cabo en medio de abrazos, palabras de aliento y una fuerte carga emocional por parte de las familias. Para la madre de Egan, el momento fue un símbolo de resiliencia: “Es un orgullo ver cómo ha cambiado. Agradezco que existan programas como este que le dan otra oportunidad a nuestros hijos”, dijo mientras sostenía el diploma que acreditaba el reconocimiento a la Excelencia Académica de su hijo.
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Educación que transforma
La frase que decora los muros de El Redentor, “Insistir, persistir, resistir y nunca desistir”, cobró vida en la voz de cada joven que cruzó el escenario. La SED reafirma con este proceso su compromiso por garantizar el derecho a la educación incluso en contextos de privación de libertad. Esta iniciativa no solo les entrega un título, sino también herramientas para una reintegración digna y esperanzadora a la sociedad.
Así, Bogotá sigue apostándole a la educación como motor de transformación social, con historias como las de Egan y otros jóvenes que, pese a los errores del pasado, hoy caminan hacia un futuro más claro, lleno de posibilidades y, sobre todo, libre de cadenas.