Pabón relató que la menor y la cuidadora salieron a pasear un perro pequeño cuando se encontraron con el pitbull acompañado de una mujer mayor. Según el testimonio, el animal llevaba bozal, pero este se soltó. El pitbull atacó primero al perro pequeño y luego dirigió su atención a la niña. 

“La señora intentó subirla a un palo para protegerla, pero el perro la bajó y la mordió en el pie izquierdo, causándole heridas graves”, dijo. La madre señaló que vecinos y vigilantes no intervinieron, y que el rescate se dio gracias a un enfermero que pasaba por la zona y logró liberar a la menor.

Lesiones y tratamiento médico de la menor

La menor fue trasladada al hospital de Fontibón, donde recibió atención antes de ser dada de alta. Pabón explicó que las mordidas afectaron el talón, el gemelo y el tobillo izquierdo, con dos heridas profundas que dejaron expuesto el hueso. 

El cirujano plástico determinó que, debido a la inflamación, no era posible realizar cirugía inmediata y optó por un vendaje especializado para promover la cicatrización. Actualmente, la recuperación se lleva a cabo en casa con limpieza especializada y controles médicos programados.

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La madre indicó que el pronóstico dependerá de la evolución en las próximas semanas y que, aunque no se presentaron fracturas ni daños en tendones, la movilidad del pie está reducida. También mencionó que está en coordinación con su EPS para garantizar el tratamiento adecuado.

Antecedentes del perro y llamado a la responsabilidad

Diana Pabón afirmó que no es la primera vez que este perro muerde a una persona. Según su testimonio, en marzo un niño resultó herido y, en otra ocasión anterior, hubo otro ataque. La mujer cuestionó la falta de acciones preventivas por parte del conjunto y los dueños del animal. “Este perro ya es la tercera víctima y los propietarios no han tomado medidas”, señaló.

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La madre hizo un llamado a reforzar las medidas de seguridad con este tipo de animales, incluyendo el uso adecuado del bozal. También pidió que las autoridades revisen el caso para evitar nuevos incidentes. “No se trata de que el perro sea sacrificado, sino de que los dueños asuman su responsabilidad y se garantice que no haya más víctimas”, expresó.

En cuanto al estado emocional de la menor, Pabón comentó que su hija presenta temor recurrente al recordar el ataque y que su rutina escolar y actividades deportivas se han visto afectadas. La familia está a la espera de que la niña recupere su movilidad y pueda retomar sus actividades cotidianas.